Entramos en un período de cuaresma, en vísperas de Semana Santa, y como en todas las fechas señaladas en el calendario la cocina clásica y tradicional nos acompaña. Esta vez les toca a los buñuelos de cuaresma. Son muchas las recetas de buñuelos que se conocen, cada casa tiene la suya y como todo postre que se precie, tiene mil variantes. No voy a decir que esta sea la auténtica, pero sí una de las más ricas y sabrosas.
Los buñuelos de cuaresma se diferencian del resto de buñuelos, como son los de viento, de calabaza o los típicos del carnaval de Águilas (Murcia), en que la masa con la que se elaboran está aromatizada con vino moscatel, anís en grano y ralladura de limón, que combinados dan un sabor especial y característico a la masa. Cocina tradicional, de antaño, con el sabor de siempre, el de las recetas que preparaban nuestras madres y abuelas.
Ingredientes (para medio kilo)
- 300 g de harina
- 25 g de levadura
- 3 cdas. soperas de leche tibia (50 ml)
- 3 cdas. soperas de aceite de oliva
- 3 cdas. soperas de licor de anís
- 1 cda. soperas de vino moscatel
- 2 cdas. Pequeñas de semillas de anís (matalauva) (opcional)
- 100 g de azúcar
- 3 huevos
- Ralladura de ½ limón
- ½ cda. pequeña de canela
- Una pizca de sal
- Aceite de oliva suave para freír
Preparación
- Separamos las claras de las yemas y reservamos.
- En un vaso disolvemos la levadura con la leche tibia y lo vertemos en un bol suficientemente ancho para que nos permita hacer la masa.
- Añadimos el aceite de oliva, el licor de anís, las semillas de anís (si decidimos potenciar el sabor), el vino moscatel, el azúcar, las yemas de huevo, la ralladura de limón, la canela y una pizca de sal.
- Mezclamos bien hasta que todos los ingredientes queden bien integrados.
- A continuación, añadimos la harina tamizada y trabajamos la masa hasta que esta quede muy fina.
- En un recipiente aparte montamos la claras de huevo a punto de nieve y las incorporamos a la masa con cuidado de que no bajen. Las esparcimos bien por toda la masa con movimientos envolventes, de abajo hacia arriba. El resultado será una masa pegajosa.
- Dejaremos reposar la masa en un lugar cálido, apartada de corrientes de aire, tapada con un paño o film transparente, durante al menos una hora, hasta que doble su volumen.
- Pasado el tiempo de reposo de la masa ya se pueden empezar a freír los buñuelos. En una olla honda pondremos a calentar abundante aceite, suficiente para que los buñuelos floten en él para que así ellos solos se den la vuelta cuando ya estén hechos por un lado.
- Daremos a la masa forma de pequeños buñuelos. Un truco para que queden todos de un tamaño y forma similar es coger un poco de pasta con una cuchara untada en aceite, para que no se pegue, y con la ayuda de otra cuchara, untada también en aceite, dar la forma de bolita y dejarla caer en el aceite bien caliente. También se puede usar una manga pastelera.
- Una vez fritos los dejaremos sobre papel de cocina absorbente para que recoja los restos de aceite, para luego rebozarlos o espolvorearlos con azúcar, según cuan dulces los queramos.