Terravileña, una historia de éxito empresarial

El testimonio más antiguo del gusto de Ávila por la carne se remonta a la prehistoria, así lo atestigua el conjunto escultórico de los famosos Toros de Guisando en la localidad de El Tiemblo. Y es que en Ávila la excelencia de la carne es una cultura, no en vano su calidad está garantizada por su Indicación Geográfica Protegida de Carne de Ávila.

Muchas son las ganaderías, cebaderos, mataderos, salas de despiece y puntos de venta de carne en este bello rincón de Castilla y algunas de ellas tiene tras de sí una historia de tradición familiar, de esfuerzo y superación muy particular. Este es el caso de Terravileña, que empezó como una pequeña carnicería y hoy cuenta con 21 establecimientos repartidos por toda la geografía madrileña.

Su fundador, Eduardo Corral, nació en Madrid pero sus raíces más profundas se hundían en las tierras abulenses de Pedro Bernardo y su vocación fue ser pedrobernardés, o cucharero, que ambos gentilicios son válidos.

En Pedro Bernardo creció viendo como trabajaban el campo y cuidaban las cabras sus abuelos. No le importaba confesar que algunos de sus mejores recuerdos eran los de los madrugones que de niño se daba junto a su padre para ir a por los cabritos que después venderían en el pequeño puesto de un mercado madrileño en el que Eduardo se grabó a fuego la cultura del esfuerzo, la honradez y el respeto por la calidad.

Su vocación era tal que, en contra del criterio de sus padres, con 14 años decide dejar de estudiar para empezar a trabajar codo con codo junto a su padre y más tarde comienza a formarse y a implementar en el negocio los conocimientos que iba adquiriendo hasta que en 2011, este emprendedor nato crea Terravileña en claro homenaje a sus orígenes y, de hecho, un significativo porcentaje de la carne que comercializa la empresa se produce en tierras abulenses.

Las normas con las Eduardo Corral impulsó Terravileñla eran cuatro y estaban muy claras: profesionalidad, cercanía, pulcritud y cuidado extremo del producto. Así nació la empresa que por entonces solo tenía un empleado, el propio Corral, y que hoy cuenta con 90 trabajadores que forman una gran familia.

Así fue como una pequeña carnicería se convirtió en la gran cadena que ahora es y que tras sufrir su fundador un desgraciado accidente de tráfico dirige desde 2021 su esposa Elena de Aristizabal con los mismos principios y valores que presidieron siempre la actuación de su marido.

Hoy Terravileña abarca todo el universo de las canes. Allí se dan cita los solomillos, entrecots y chuletones de vaca curada, el lomo alto de vaca extra y la ternera de Ávila, pero también ofrecen elaboraciones como asados o cachopos. Todos los productos del cerdo, ya sea blanco o ibérico, y el cochinillo. Corderos lechales y recentales. Además de aves y productos elaborados como hamburguesas y embutidos así como espectaculares lotes para barbacoas que las tiendas de Terravileña dividen en cuatro tipos: Barbacoa 'Gaucha', 'Iberica', 'Nacional' y 'Terravileña'.