Mariola Báez
Alimentación
Todo lo que debes saber sobre el aceite de girasol
Mariola Báez
Viernes 13 de marzo de 2020
ACTUALIZADO : Viernes 13 de marzo de 2020 a las 6:51 H
3 minutos
Falsos mitos sobre un alimento al que siempre se compara con su 'rival', el aceite de oliva
Tal vez porque su precio es más económico, muchos creen que el aceite de girasol es de peor calidad que el de oliva y esto no es del todo cierto. En ambos casos, se trata de aceites de origen vegetal que aportan ácidos grasos esenciales, pero su composición, aunque parecida, no es igual, por lo que cada uno posee características y propiedades específicas.
Sabemos que el aceite de oliva virgen es un tesoro, por los beneficios que aporta a la salud, especialmente en lo referente a la protección y el cuidado del sistema cardiovascular, pero el aceite de girasol también tiene una composición interesante.
Este aceite se obtiene del prensado de las semillas de girasol y, al igual que ocurre con el de oliva, los nutrientes que aporta son fundamentalmente grasas. Según datos de la Fundación Española de Nutrición (FED) los ácidos grasos poliinsaturados están presentes en un 62% del total del contenido graso del aceite de girasol, siendo el ácido linoleico (Omega 6) el más abundante y uno de los que más beneficios reporta al organismo en su conjunto. El aceite de girasol no contiene minerales pero sí una alta concentración de vitamina E, poderoso antioxidante.
¿El aceite de girasol es peor que el de oliva?
La diferencia clave entre ambos aceites es su contenido en ácidos grasos monnoinsaturados, principalmente en ácido oleico. Entre las virtudes de este ácido esencial está el ser uno de los componentes alimenticios más eficaces a la hora conseguir mantener el colesterol “malo” en niveles adecuados. En el aceite de oliva está presente en un 75%-80%, mientras que en el de girasol solo llega al 30%-35%. Esa es la principal razón por la que el aceite de oliva se considera más saludable. Aun así también existe el aceite de girasol alto oleico, obtenido de semillas específicas que consiguen que el porcentaje en ácido oleico en el aceite obtenido de ellas se acerque al que posee el de oliva.
Por otra parte, el aceite de girasol tolera peor las altas temperaturas de la cocción. Tal como señala la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), los aceites al calentarse pueden volverse inestables y experimentar cambios en sus ácidos, pudiendo dar lugar a sustancias poco saludables. Esto ocurre principalmente con los aceites de alto contenido en ácido linoleico como es el caso del aceite de girasol, aunque la FAO lo considera un aceite adecuado para freír especialmente si se trata de aceite alto oleico obtenido de semillas modificadas que aumentan la presencia de ácido oleico.
El aceite de girasol, en crudo, es perfecto para aliños, salsas o mayonesas. A la hora de utilizarlo para freír, es aconsejable hacerlo a temperatura media y nunca recalentarlo o reutilizarlo.