Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorMucho se habla, y hemos hablado, de las grasas en las dietas: cómo afectan a la salud, si actúan todas de la misma manera, cuáles tenemos que evitar, etc., pero lo cierto es que, a la hora de la verdad, si uno no es experto en la materia cuesta horrores orientarse para escoger los alimentos más saludables. Lo importante es poder diferenciar las grasas insaturadas, que son las saludables, de las que no lo son: las saturadas y las trans, que se encuentran básicamente en los productos ultraprocesados.
Si ponemos en foco en las grasas saludables, las insaturadas (que pueden ser monoinsaturadas o poliinsaturadas), muy necesarias para el buen funcionamiento del organismo; podemos destacar los ácidos grasos omega 6, los cuales han estado en tela de juicio durante mucho tiempo, aunque ya desde la Asociación Americana del Corazón quedó demostrado que los efectos negativos para la salud que se les atribuía no tenían cabida, más bien lo contrario: son muy beneficiosos para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, entre otras enfermedades.
El componente principal del ácido omega 6 es el ácido linoleico, precisamente el que puso en entredicho los beneficios del omega 6. No obstante, esta mala reputación está totalmente injustificada y se ha demostrado con diferentes pruebas científicas que afirman que este ácido graso tiene una importancia fundamental en la buena salud del organismo:
Según datos científicos, este ácido tiene un papel importante en la formación de la membrana celular, necesaria para el buen crecimiento y desarrollo del organismo. También participa en el funcionamiento neuronal y facilita la formación de moléculas que protegen la sistema inmune para la prevención de enfermedades. Además:
La controversia viene, no obstante, por su “hermano”: el ácido linoleico conjugado (CLA), una sustancia similar al “tradicional” que se encuentra en los alimentos de origen animal, como son la leche y las carnes, al que se le atribuyen poderes adelgazantes, lo que ha llevado a incluirlo en las dietas indicadas para perder peso y, sobre todo, como suplemento deportivo. Si embargo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria no ha realizado ninguna alegación que relacione el ácido linoleico conjugado (CLA) con el aumento de la masa muscular, más bien lo contrario, según lo publicado en sus declaraciones. Por este motivo es importante no confundir el ácido graso esencial para el organismo, ácido linoleico, con el CLA o conjugado.
El ácido graso linoleico, el que nos interesa desde el punto de vista de la salud, es un ácido graso poliinsaturado que el organismo no puede sintetizar por sí mismo, sino que necesita incorporarlo a través de la dieta. Así, los frutos secos como las nueces, los piñones o los anacardos; cereales; huevos; aguacate y, también, aceites de semillas como el de soja o el de girasol, serán los que podrán aportarnos la cantidad recomendada de omega 6.
Visto esto, no hay que olvidar que es tan importante no tener déficit de ácidos grasos omega 6, como de mantener un buen equilibrio de estos con los ácidos grasos omega 3, igualmente esenciales para el organismo. De ahí que lo mejor es seguir una dieta equilibrada y variada, con proteínas de alta calidad obtenidas de diferentes fuentes, y vitaminas y minerales de productos frescos y de origen vegetal.