¿En qué consiste la alimentación holística? ¿Es beneficiosa para los mayores?

Nunca ha sido tan cierto el dicho "somos lo que comemos". Y en este caso concreto, el de la alimentación holística, puede ser verdad. Este tipo de pauta alimenticia considera al ser humano un todo en el que se unen cuerpo, mente y espíritu. Así, más que una forma de comer, es un estilo de vida que persigue no solo llenar nuestro estómago, sino aportarnos salud, por lo que puede ser recomendada para personas mayores de 65 años. 

¿Qué es la alimentación holística?

Si lo que buscas es una dieta o un tipo de alimentación para perder peso de forma rápida en un momento concreto, la alimentación holística no es para ti. Como hemos dicho anteriormente, se persigue un modo de vida que sea permanente en el tiempo y que aproveche las bondades de los alimentos a la hora de nutrir no solo nuestro cuerpo, también la mente y el alma. De esta manera, la alimentación se ve de una forma integral que implica e influye en todo nuestro organismo. 

En este estilo de vida consciente y global es importante acompañar esa ingesta con otro tipo de hábitos saludables, como practicar ejercicio de forma regular, especialmente si se realiza al aire libre; así como proporcionar a "nuestro todo" el descanso que necesita para mantenerse en óptimas condiciones. 

Si te animas a practicar la alimentación holística debes saber que no hay ningún alimento prohibido (si es así, te darían más ganas de "pecar"), aunque sí se aboga por el consumo de alimentos frescos, de temporada y naturales, en detrimento de otro tipo de productos procesados que lo único que aportan son malas noticias para nuestra salud.

En definitiva, debe ser una alimentación variada y completa con todos los grupos de alimentos. Y siempre en su justa medida y favoreciendo un equilibrio de nutrientes. Podríamos decir que se trata de una forma sensata de nutrición, en la que comemos sano antes que hacer dietas estrictas. Prohibido pasar hambre.

Así, en tu lista de la compra y en tu menú semanal no pueden faltar frutas y verduras, así como frutos secos, legumbres o cereales. No dejes de lado las proteínas que te aportan la carne y el pescado, ni las grasas consideradas buenas, y no condenes a los hidratos de carbono al ostracismo. Estos grupos de la pirámide alimenticia también son necesarios en su justa medida. Compensar antes que prohibir es una de sus máximas.