Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCuando vayamos a cocinar alcachofas primero deberemos preparar todo aquello que vayamos a utilizar para limpiarlas y así tenerlo a mano, ya que la alcachofa es una hortaliza que se oxida muy rápidamente cuando la manipulamos. Para ello vamos a necesitar:
Lo más importante de la alcachofa es el corazón, pero para según qué elaboraciones nos interesará mantener también el tallo, pues es comestible siempre que le quitemos la parte exterior.
1- Lo primero que vamos a hacer es corta la punta de la alcachofa con la ayuda del cuchillo cocinero o cebollero. Es importante que esté bien afilado, al igual que todos los cuchillos, para evitar tener que hacer más fuerza de la necesaria con el peligro que eso conlleva.
2- A continuación, con el cuchillo torneador o puntilla pelaremos el tronco, desde la base hacia la cabeza de la alcachofa, con cuidado de que no se rompa ni que nos llevemos la parte tierna.
3- Para poder pelar bien la parte superior del tronco, la que queda tocando a la cabeza de la alcachofa, se puede hacer un pequeño corte transversal en el medio de la alcachofa, sin que sea muy profundo para que no afecte al corazón, así podremos quitar las hojas y acceder al tronco.
4- Una vez retiradas las hojas verdes, con el cuchillo torneador o puntilla repasaremos las partes más verdes que hayan quedado en el tronco para que al cocerlas no queden duras.
5- A continuación, haremos un corte longitudinal, de arriba abajo, y retiraremos con la puntilla los pelillos que hay en el interior del corazón de la alcachofa, pues no son comestibles.
6- En un bol con agua del grifo fría colocaremos unas ramas de perejil y la alcachofa ya limpia. Esta ya habrá empezado a ennegrecerse, a oxidarse. El agua con perejil, al contener vitamina C, un antioxidante, frenará el proceso de oxidación permitiéndonos limpiar otras alcachofas sin que se vayan poniendo feas. El color negro no les resta propiedades ni es signo de que se hayan estropeado, pero en según qué elaboraciones queda feo. Las dejaremos durante unos 20 minutos en remojo.
7- Una vez limpias y frenada la oxidación será el momento de cortarlas según la receta que vayamos a elaborar. Si las hacemos en una sartén será necesario secarlas bien antes de que el calor entre en contacto con ellas. Se pueden apretar un poco con las manos para escurrirlas y a continuación utilizar papel de cocina absorbente. Después, cortarlas a gajos para hacer una tortilla, laminarlas para hacer unas chips, desojarlas para hacer un carpaccio, o mantenerlas enteras para presentarlas en una paella de verduras, por poner unos ejemplos sencillos.