Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCuadrar las cuentas a final de mes resulta ser un calvario para muchas familias y todo lo que sea poder ahorrar un dinero, siempre es bienvenido.
Hace años se hablaba de la cuesta de enero. Más adelante se empezó a hablar, también, de la de septiembre. Hoy, las dificultades económicas habituales y la pandemia del coronavirus, que ha llevado consigo la pérdida de puestos de trabajo, cierres de empresas, muchos ERTEs y nos dejará, además del adiós de muchos seres queridos, una nueva crisis; nos encontramos que cada mes tiene su propia cuesta.
Si bien hay gastos que no podemos reducir o que hacerlo es ya demasiado complicado, sí hay algunos trucos que te ayudarán a controlar un poco más los gastos de todo lo relacionado con la cocina, ya sea a la hora de hacer la comprar o de cocinar.
UNOS CONSEJOS:
Haz la lista de la compra en función de lo que tengas pensado cocinar. Coge lápiz y papel (o utiliza las nuevas tecnologías Cómo usar WhatsApp como lista de la compra y otros trucos), mira lo que te falta, apúntalo y procura no salirte de ella. Tanto si haces la compra semanal como si la haces a diario, planifica todas las comidas. Será un buen ejercicio para tu mente.
Todo lo que veas te parecerá muy apetitoso y acabará en el carrito. Cuando tenemos hambre y vemos un sinfín de alimentos, nuestra creatividad se dispara y muchos productos que se nos presenta, se convierten en una necesidad.
No es oro todo lo que reluce y no todas las ofertas son una oportunidad. Antes de acogerte a una oferta, mira si el precio que te dan es más económico que el que sueles usar o el de marca blanca y piensa si realmente te interesa. Si se trata de alimentos, igual te viene mejor cambiar ese plato que tenías planeado cocinar por otro que te puede hacer reducir el coste. También fíjate en las ofertas de productos que están a punto de caducar, siempre hay la posibilidad de congelarlos para usarlos cuando los necesites. Lo mismo ocurre con las ofertas especiales de 3x2. Cuando se trate de productos de limpieza, o productos no perecederos, y si tienes espacio para guardarlos, el ahorro acabará reflejándose a final de mes; eso sí, han de ser productos que suelas usar, sino el gasto estará de más.
Estamos acostumbrados a ver melones y sandías durante todo el año. Las cerezas y las fresas, de ese color rojo tan apetitoso, también las encontramos en el mercado siempre que queremos; pero no, no están al alcance de nuestro bolsillo si lo que queremos es reducir el importe de la compra. Comprar fruta que no sea de temporada, o es de invernadero, con lo cual su sabor no es el mejor de todos, o bien viene de otros países que, y al final resulta igual de insípida.
Sé amable con los ellos, no solo por educación, también será una manera de ganarte su simpatía y, cuando vayas a comprar, te aconsejarán sobre qué pieza es mejor coger, cómo prepararla o incluso podrán dejarte, por ejemplo, el final de una pieza de jamón a mejor precio, que te servirá para hacer algún relleno o un salteado. Y no te olvides de los payeses que venden fruta y verdura de cultivo propio alrededor de los mercados o en los mercados semanales, suelen tener fruta y verdura del día, con mejores precios que las que tienen la etiqueta “Eco” (que por sí mismas ya son más caras), y con todos los nutrientes y el mejor sabor.
Si en casa sois dos, cocina para cuatro o para seis aquellas recetas que no pierdan textura cuando se las congela. De esta manera tendrás raciones extra que podrás congelar para comerlas más adelante. Esto te irá especialmente bien para aquellos días en que se necesita más tiempo para sí, o se está en baja forma. Si tienes una olla de cocción al vapor intenta usarla siempre que puedas, podrás aprovechar para cocer al vapor otras verduras o pescado. Si vas a cocinar en el horno, aprovecha para hacer diferentes platos o calentar los que también vayas a comer, incluso aquella barra de pan que se quedó un poco dura.
Además de poder congelarla para otro día, también es posible reinventar un plato. Lo que sobra del cocido, para hacer unas croquetas (hay que congelarlas sin freír), unos canelones, unas patatas rellenas; las hojas de la col y las puntas de zanahoria son restos que solemos tirar pero que nos sirven perfectamente para hacer un caldo. Todo tiene un segundo uso, desde los corruscos de pan que desmigajados sirven para hacer una base para una tarta o como toppings para un helado; hasta aquellas verduras que se han quedado olvidadas en el frigorífico o verdulero y que nos vienen bien para hacer un pisto de estilo propio.
Cuanto menos procesado y manufacturado esté lo que compres, menor será su precio. Con lo que cuesta un plato cocinado, si lo haces tú tendrás para cuatro veces. Procura comprar a granel y, además, intenta comprar siempre productos con pocos envases, cada proceso de envasado es un coste añadido.
Estos son solo unos consejos para ahorrar a la hora de cocinar y hacer la compra, pero, eso sí, es importante recordar que como bien dice nuestro refranero español: No solo de pan vive el hombre. Con lo que, algún día, date un capricho, te alegrará o le alegrarás el día a al alguien y eso también es una necesidad.