Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorLos cambios que se producen durante la menopausia hacen recomendable un cambio en nuestros hábitos alimenticios. Durante este tiempo, se producen distintos cambios físicos y psicológicos. Por ejemplo, al disminuir el gasto energético se suele producir un aumento de peso si no se reduce la ingesta de comida.
Además, la protección que ofrecían los estrógenos desaparece con la llagada de la menopausia y debemos tener en cuenta ese mayor riesgo cardiovascular para que podamos cuidar nuestro corazón desde la alimentación. Y los sofocos y la sudoración excesiva también son consecuencia de los cambios hormonales.
Otro problema de salud es la osteoporosis, donde los huesos pierden densidad y el riesgo de sufrir una rotura aumenta. Aumentar la ingesta de calcio es muy recomendable.
Así pues, antes todos estos cambios que nos trae la menopausia a nuestra vida, conviene cambiar algunos hábitos alimenticios para hacerlos frente, intentando no ganar peso y aprovechando todos los beneficios de una alimentación saludable.
Como hemos comentado, la necesidad energética baja y, si no reducimos la cantidad de comida de ingerimos, se acumulará grasa y engordaremos. Por tanto, el primer hábito que debemos incorporar a nuestra vida es reducir un poco la ingesta de calorías. En esta etapa de la vida es más importante que nunca elegir bien los alimentos que vamos a ingerir para reducir las calorías sin perder los nutrientes esenciales que necesitamos.
Reducir la grasa saturada que ingerimos puede ser una buena opción. Es recomendable tomar pescado azul, ya que es rico en grasas buenas. Y evitar las dietas ricas en proteínas puesto que en su metabolismo se produce una eliminación de calcio.
Es importante tomar frutas y verduras, al menos cinco raciones al día. En este caso, optaremos por las que aportan más vitaminas y minerales antioxidantes (pimiento, tomate, zanahoria, calabaza, melocotón, naranja, fresa), que nos ayudan a combatir el envejecimiento y sus radicales libres. También nos aportan fibra.
Reducir la ingesta de sal es importante, ya que la hipertensión supone un riesgo cardiovascular importante. Bajar el consumo de sal es importante para luchar contra con la hipertensión.
Para prevenir la osteoporosis podemos ingerir lácteos, eso sí, mejor desnatados y a ser posible enriquecidos con calcio o, si tenemos el colesterol alto, podemos optar por la opción de enriquecidos con fitoesteroles vegetales.
Y, un alimento que debe estar presente en nuestra dieta es la soja. Las isoflavonas que contiene la soja nos pueden ayudar a mitigar algunas molestias de la menopausia, nos ayudan a mantener a raya los niveles de colesterol y previene la pérdida del calcio. Si no forma parte de nuestra dieta antes de la menopausia, cuando esta llega se convierte en un alimento indispensable.