Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorCuidarse está de moda, no solo entre la juventud, también entre los que pasan de los 50 y de 65 y más. Y es que no se tratada solo de cuidarse y verse bien, sino de fomentar el buen funcionamiento del cuerpo, de sentirse mejor, más activo y fuerte; lo que hace que, además, el estado de ánimo mejore y se empiece el día con más energía.
La mejor manera de cuidarse es el ejercicio diario y una dieta sana y equilibrada. Encontrar una buena sintonía entre ejercicio, dieta y constancia no siempre es fácil. El ejercicio ha de ser progresivo para evitar lesiones y, a ser posible, consultando con un especialista que valorará qué deporte es el más adecuado en base al estado de salud y forma física que se tenga.
Por su parte, el nutricionista se encargará de planificar una dieta sana, equilibrada, que incluya todos aquellos nutrientes, vitaminas y minerales necesarios para el buen funcionamiento del organismo y hará un seguimiento, adaptando la dieta según la evolución.
Llegados a este punto, al iniciar una dieta hay que tener en cuenta que el cuerpo va a someterse a una serie de cambios bruscos a los puede reaccionar de manera no muy agradable. Estas reacciones serán pasajeras, pero conocerlas ayudará a no tirar la toalla antes de tiempo.
Un cambio de dieta requiere un tiempo de adaptación por parte del estómago. Sentir molestias e incluso fuertes dolores de estómago forman parte de estas reacciones, debido a que se ingiere menos comida o a se incluyen nuevos alimentos, más sanos y nutritivos, con más fibra y proteínas.
Uno de los alimentos estrella en una dieta es la verdura. Aporta gran cantidad de nutrientes, fibra y minerales, pero, como contrapunto, provocan gases que hinchan la barriga. Al iniciar una dieta será bueno ver qué verduras provocan menos flatulencias, aunque tras el periodo de adaptación todo volverá a la normalidad.
La diarrea es un mecanismo de defensa que el organismo adopta para eliminar todo aquello que considera agresivo para el cuerpo. Un cambio en la dieta, con nuevos alimentos que aportan más cantidad de fibra y diferentes nutrientes, puede verse como una agresión, de ahí que se produzcan las diarreas que cesarán en unos días.
Cada cuerpo es distinto y reacciona de una manera distinta. Lo que para uno va bien, puede no funcionar de la misma manera en otro. Hay alimentos que se les supone ligeros, pero en algunas personas pueden provocar digestiones pesadas y más lentas, añadiendo un mayor malestar. En estos casos es importante comentarlo con el nutricionista o dietista para que reajuste la dieta y ofrezca otras alternativas a aquellos alimentos que no producen en nuestro cuerpo el efecto deseado.
Se sabe de la importancia de comer cinco veces al día para hacer trabajar mucho más el estómago. Este trabajo constante hace que se liberen más jugos gástricos que pueden provocar ardor, quemazón o acidez, dependiendo de la dieta que se siga.
De la misma manera que al iniciar una dieta el estómago requiere un periodo de adaptación, cuando la interrumpes, aunque sea de manera ocasional, para darte un capricho, se pueden producir náuseas y vómitos que, por otro lado, te quitarán las ganas de volvértela a saltar.
Además, hay que tener en cuenta que cuando se sigue una dieta se está sometiendo al estómago a un proceso de gran intensidad, pues ha de trabajar durante todo el día para poder repartir de manera progresiva la energía que con una dieta rica en grasas saturadas obtenía de manera inmediata, aunque nada saludable.
Si ya has hecho una preparación mental y tienes la convicción de que necesitas hacer dieta, unas molestias estomacales no pueden echar a perder el camino iniciado. Solo dura unos días y tras estos, tu cuerpo y tu salud te lo agradecerán.