Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorPreparar tus propios encurtidos es muy fácil y, aunque los pueden encontrar en cualquier supermercado, hacer encurtidos caseros tiene grandes ventajas: puedes preparar lo que realmente te apetece, hacerlo a tu gusto y tener siempre en la despensa los encurtidos que más te gustan. Te contamos cómo hacerlo de forma sencilla.
Encurtir es una forma de conservación de los alimentos donde estos se sumergen en baños ácidos o salmueras. Esta técnica no es única, dependiendo de la materia prima, de los recursos disponibles, de la tradición culinaria o del lugar del planeta donde nos encontremos, podemos encontrar distintas formas de elaborar los encurtidos.
A grandes rasgos, podemos encontrar dos formas de elaborarlos, con acidificación directa o en salmuera. La primera de ellas no lleva fermentación, la segunda sí. En ambos casos de trata de prolongar su vida útil de estos vegetales. Además, con ambas técnicas conseguimos aumentar los sabores de estos alimentos añadiendo especias en el caso de los encurtidos ácidos y gracias a la acción de las bacterias ácido-lácticas en el caso de los encurtidos fermentados.
Lo primero que debes hacer es preparar los vegetales. Podemos hacerlo en trozos más grandes o más pequeños y eso dependerá de la exposición al ácido que vaya a tener. Si lo vamos a consumir en poco tiempo, podemos hacer los trozos más pequeños. Pero si lo queremos conservar durante mucho más tiempo, mejor cortarlo en trozos grandes para que resulten crocante. En esa preparación, algunas verduras más duras deberemos darles una ligera cocción para que queden más tiernas y también para ayudar a su conservación. Después los embotamos junto a una mezcla de agua y vinagre blanco al 50 %, podemos añadir aromatizantes como especias o hierbas aromáticas. Y, para conservarlo durante mucho tiempo, debemos embotarlo al vacío. Tenemos que hacer el baño maría para esterilizar los botes, después lo dejamos enfriar tras dar la vuelta al tarro. Si observamos en algún encurtido cambios de color o cambios extraños, deberemos desechar ese frasco.
Al igual que sucede con el ácido, debemos preparar las verduras, pelándolas y cortándolas. Aplastarlas para extraer sus jugos nos puede servir para luego sumergir las verduras en ellos. La salazón de estos alimentos puede ser con una mezcla de agua y sal (salmuera) o solo con esta última. Después debemos envasarlo, de forma hermética o no, pero que no requiere cocción, y después dejar madurar, cuyo tiempo dependerá de nuestro gusto.