Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorEs bastante habitual que, tras una comida, tomemos un café, un té o una infusión, bien para facilitar la digestión, para disfrutar un poco de la sobremesa o, incluso, como postre. Pero ¿es mejor tomar café o té? ¿Cuál debemos tomar si vamos a volver al trabajo o queremos un extra de energía?
Lo cierto es que tanto el café como el té tienen el mismo compuesto químico, la cafeína. De hecho, recibió ese nombre porque primero fue descubierto en el café, aunque también se le conoce como teína (por su presencia en el té) o guaranina.
La cafeína es la sustancia activadora más consumida en el mundo. Perteneciente a la familia de los alcaloides, la cafeína hace su efecto en el organismo a los pocos minutos de consumirla y tarda en desaparecer varias horas. El efecto que produce en nuestro cerebro para por bloquear los receptores que hace que piense que estamos cansados. Por tanto, no es que nos active, es que no nos permite sentirnos cansados.
Entonces, si café y té tienen el mismo componente químico activador ¿dónde está la diferencia? En la concentración de esa sustancia.
Realmente, la cantidad de cafeína en el té es mayor que en el café. La diferencia está en que está más concentrada en el café que en el té, que tomamos más diluido. Por ejemplo, una taza de café de 150 ml aporta 100 mg de cafeína, de ahí que se recomiende la ingesta de dos a tres tazas al día para ingerir entre 200 y 300 mg de cafeína que, en estas proporciones, no genera efectos secundarios, según la Autoridad Europa de Seguridad Alimentaria.
¿Y el té? Pues una taza de té puede contener entre 20 y 60 miligramos de cafeína, una cantidad significativamente menor que en el café.
Así pues, con estas cantidades de cafeína, si queremos reactivarnos después de comer, mejor optaremos por un café. Aunque, si queremos descansar un rato o echar una cabezada, tal vez debamos optar por un té. O, si queremos evitar todo consumo de cafeína, las infusiones de frutas son nuestra mejor opción, ya que sus componentes son distintos a los del té.
Ambos, té y café, pueden interferir en la absorción de hierro de la comida si se toma justo después de la ingesta, por lo que los nutricionistas recomiendan tomar estas bebidas unas dos horas después de la comida, para disfrutar de ellas y de su efecto antioxidantes sin que interfiera en la absorción del hierro.