Verónica Mollejo
Alimentación
Un estudio revela que el regaliz podría estar detrás de la hipertensión arterial
Se trata de un estudio realizado por la prestigiosa Universidad CEU Cardenal Hererra de Valencia
Aunque la mayoría de personas lo conozcan como una de las golosinas más populares y tradicionales de nuestro país, lo cierto es que el regaliz también tiene un importante papel como remedio natural. Esta planta procedente de Europa mediterránea y Asia Menor es rica en flavonoides, aminoácidos, taninos, vitaminas C y B1 y minerales como el calcio, el cromo, el fósforo, el magnesio y el potasio.
Esta combinación de nutrientes convierte al regaliz en un ingrediente de gran ayuda a la hora de aliviar los problemas digestivos, la hepatitis B, la cirrosis, las enfermedades respiratorias, la depresión o la fatiga crónica, entre otras dolencias. Sin embargo, un reciente estudio ha comprobado que su consumo también puede provocar serios daños a un sector muy concreto de la población.
El ácido glicirricínico tiene la culpa
Además de los compuestos expuestos anteriormente, el regaliz incluye en su composición una extraña sustancia que afecta directamente a la salud de las personas con predisposición a sufrir hipertensión arterial. Conocido como ácido glicirricínico o glicirricina, este elemento ingerido en altas dosis y de manera continuada puede ser una de las causas que hay detrás de dicha enfermedad, tal y como ha comprobado un estudio sobre un caso clínico realizado por la Universidad CEU Cardenal Herrera (@uchceu) de Valencia.
Este trabajo, que además ha sido premiado por la Sociedad Valenciana de Hipertensión Arterial y Riesgo Vascular (@SVHTA), sigue el caso de una mujer de 41 años que, tras consumir regaliz de manera desmesurada durante los últimos años y sin presentar problemas cardiacos previos, desarrolló una hipertensión arterial severa, que únicamente pudo ser combatida de manera definitiva mediante el cese de dicha ingesta, además de una medicación que finalmente fue retirada.
Así, los especialistas pudieron confirmar en primera persona los efectos que esta planta tiene sobre una dolencia de tanta gravedad como la hipertensión. Y es que el ácido glicirrínico del regaliz bloquea una enzima que perjudica a una de las hormonas de la corteza suprarrenal del sistema endocrino humano. Como consecuencia, el cortisol retiene parte del sodio del organismo, suprime el sistema hormonal de regulación hídrica y crea un cuadro de hipertensión arterial y una bajada considerable de los niveles de potasio.
Sin embargo, no es la primera vez que se alerta del impacto de esta sustancia sobre nuestra salud. Por ello, la Comisión Europea delimitó en 2004 la dosis diaria recomendada de glicirricina en 100 miligramos, lo que nos obliga a moderar la presencia de regaliz en nuestra alimentación, sobre todo las personas que ya han sido diagnosticadas de hipertensión o insuficiencia renal.