Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorSolemos pensar que el agua embotellada tiene más garantías sanitarias que el agua del grifo, pero lo cierto es que además de ser buena para nuestra salud, también lo es para el medioambiente, pues se deja de producir el plástico del agua embotellada. En el mundo más 1.400 millones de personas no tienen acceso a agua potable, pero, si bien cada país tiene una particularidad a lo hora de tratar el agua, en España, a pesar de ser el país de Europa donde más agua embotellada se consume, el agua del grifo está libre de riesgos y es totalmente potable para su consumo.
Entonces, ¿A qué se debe la mala fama que tiene el agua del grifo? Probablemente se debe al mal sabor que tiene el agua del grifo en algunas zonas, a veces incluso dentro de una misma ciudad. También a ciertas campañas publicitarias de agua mineral embotellada que hacen hincapié en las propiedades y beneficios para la salud. Y, en otras ocasiones a la rumorología sobre los efectos que pueden tener los tratamientos de potabilización del agua sobre la salud.
En este sentido, la duda sobre la seguridad a la hora de beber agua corriente está servida y el discurso sobre el daño que causa el cloro en nuestro organismo y qué parte de responsabilidad tienen los tratamientos de potabilización respecto a ciertos cánceres, como el de vejiga, es amplio. No obstante, todo ello forma parte de leyendas urbanas con argumentos falsos o bien sacados de contexto.
El agua pura está compuesta por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno, pero de esta forma en la naturaleza no existe pues, dependiendo de su origen, manantial, río, acuífero, desalinizadora o pantano, por ejemplo, va absorbiendo minerales, partículas de la atmósfera que caen en forma de lluvia y otras sustancias que se disuelven en ella. Algunas de estas sustancias son beneficiosas para nuestro organismo, pero otras no. De ahí la importancia de potabilizar el agua antes de ser consumida. Además, sedimentos como la cal o el sodio influyen en el sabor y el color.
Dependiendo de la zona, cada agua corriente tiene una composición y sabor diferentes. Además, en función de si es un agua dura o blanda, dependiendo de la cantidad de calcio y magnesio que contengan, necesitará más o menos detergente a la hora de lavar la ropa y también influirá en la vida de los electrodomésticos.
Según un estudio realizado por la OCU (@consumidores), según el sabor, las características y la formulación; la mejor agua de grifo de ciudad es la de Madrid, Donostia y Burgos. Al final de la lista se encuentra la de Ciudad Real, Barcelona y Palma de Mallorca.
Para que el agua que bebemos del grifo sea apta para su consumo, sea insípida e incolora, cada zona cuenta con una planta de potabilización que tratará el agua bruta y adaptará el proceso en función de la región y el tipo de agua que circule por sus ríos. A grandes rasgos este proceso se puede resumir en tres pasos: