Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorEl kiwi es una fruta originaria de China y aunque su producción está ya muy extendida por todo el mundo, siempre se la ha relacionado con Nueva Zelanda que, después de Italia, es el mayor productor de esta fruta con múltiples propiedades para nuestro organismo.
Los más consumidos son de la variedad actinidia deliciosa, una planta trepadora que da como fruto el kiwi, de forma parecida a un huevo, de unos 6-7 cm de largo y de piel recubierta de pelusilla rígida de color marrón parduzco. La pulpa es de color verde intenso, jugosa si está madura y de sabor agridulce. Tiene múltiples semillas de color negro distribuidas alrededor del centro del kiwi, que es de color blando.
Nutritivamente, hablamos de una fruta que contiene el doble de vitamina C que una naranja y gran cantidad de vitamina E, fibra, ácidos grasos Omega 3 y 6 y minerales, lo que la convierten en una fruta con un alto valor nutricional. Además, tiene un gran poder de conservación: refrigerada a 0,5ºC puede mantener intactas sus propiedades durante nueve meses.
Entre sus componentes, se encuentra en gran cantidad la actinidina, una enzima natural proteolítica que en combinación con las enzimas gástricas e intestinales pepsina y pancreatina, ayuda a digerir mejor las proteínas, favoreciendo así el tránsito intestinal. De ahí que el kiwi sea el gran aliado del sistema digestivo. Según se recoge en el artículo “Beneficios nutricionales y sanitarios asociados al consumo de kiwi” (Nutrición Hospitalaria Nutr Hosp 2016; 33, Supl. 4:21-25), realizado por investigadoras de la Universidad Complutense de Madrid, estudios realizados in vitro e in vivo demuestran que “la actinidina aumenta la digestión gástrica de algunas proteínas dietéticas, especialmente las de mayor tamaño. Estos resultados apoyan la hipótesis de que el consumo de kiwi con las comidas aumenta la hidrólisis proteica y facilita la digestión gástrica”.
Cuando ingerimos alimentos estos pueden permanecer en el estómago, por norma general, entre tres y seis horas (este baremo de tiempo hará que nos sintamos durante más o menos tiempo saciados). No obstante, parte de este alimento puede permanecer en nuestro intestino grueso entre ocho y veinte horas, dependiendo de cómo sea nuestro tránsito intestinal que hará que el proceso de digestión, síntesis y evacuación pueda ralentizarse hasta alcanzar esas veinte horas, o incluso más en el caso de sufrir estreñimiento. El consumo regular del kiwi, como parte de una dieta equilibrada, tiene una función beneficiosa en el sistema gastrointestinal, pero también sobre el sistema inmune, respiratorio y como defesa antioxidante.
Además de sus propiedades beneficiosas para el buen funcionamiento de nuestro organismo, el kiwi es una fruta muy versátil que nos permite introducirla en nuestra dieta muy fácilmente, ya sea para comerla sola, en batido o como ingrediente de algún postre: tarta, helado, combinado con cereales, yogur, mermelada; además de zumos, ensaladas o incluso sopas.