Verónica Mollejo
Alimentación
¿La fruta es mejor con piel o sin piel? Sal de dudas de una vez por todas
Si te gusta comer la fruta con piel, es muy importante que la limpies bien previamente
Como bien es sabido, la fruta es uno de los grupos de alimentos imprescindibles en cualquier dieta sana y equilibrada, pues se trata de un ingrediente rico en minerales, vitaminas, fibra y otros compuestos beneficiosos para el organismo. Sin embargo, son muchas las personas que piensan que esta cualidad reside únicamente en la pulpa. Nada más lejos de la realidad, pues la piel también incluye una gran cantidad de nutrientes.
Por ejemplo, es la parte de la fruta que mayor concentración de fibra posee, un elemento fundamental para la salud del ser humano, ya que regula el tránsito intestinal, mejora la composición bacteriana, regula los niveles de glucemia y colesterol e incrementa la sensación de saciedad, entre otras funciones, tal y como asegura la Fundación Española del Corazón (@cuidarcorazon).
Por eso, cuando pelas una fruta, no estás aprovechando al 100% todas sus propiedades, sino que las reduces considerablemente. Obviamente, esto no ocurre en todas las frutas, pues no todas las cortezas son comestibles. Aunque sí se pueden emplear para hacer infusiones, sobre todo las de los cítricos debido a su alto aporte de vitaminas. Entonces, ¿es mejor comer la fruta con piel?
Más completo, pero igual de saludable
A pesar de esta afirmación, es necesario aclarar que si tomas la fruta sin piel no significa que esta sea menos saludable. Simplemente aportarás menos nutrientes a tu organismo, pero aún así cumplirás con la dosis adecuada.
Ya hemos visto el caso de la fibra, muy destacado en frutas como la manzana o la pera, pero la cáscara de este grupo de alimentos también es una fuente importante de vitamina C. En algunas variedades, como las fresas, el melocotón o las nectarinas, los niveles de dicho nutriente alcanzan el 75%.
Ante esta situación, los expertos recomiendan no quitar la piel a las frutas siempre que sea posible. Eso sí, resulta fundamental limpiarlas previamente, pues pueden incluir residuos de pesticidas o plaguicidas que, en cantidades abundantes, pueden ser muy perjudiciales para la salud. Este lavado debe ser concienzudo, poniendo cada pieza bajo el chorro de agua durante unos minutos o incluso dejándolas en remojo un buen rato, para después escurrirlas y retirar la humedad. También puedes usar desinfectantes de uso alimentario.