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Alimentación
¿Por qué los huevos están fuera en el supermercado y en casa los metemos en la nevera?
La clave está en la cutícula, la capa que protege al interior del huevo
Cuando vamos a comprar al supermercado, nunca encontramos los huevos en la zona refrigerada. Sin embargo, en cuanto llegamos a casa, lo habitual es que los introduzcamos en la nevera y los coloquemos, concretamente, en la puerta de ésta, en el sitio reservado para ellos en casi todos los frigoríficos. La pregunta es clara: ¿por qué los huevos pueden estar en el supermercado fuera y en casa deben estar en la nevera?
Ante este dilema, el Instituto de Estudios del Huevo, afirma, que en casa, este alimento debe guardarse en el frigorífico, siendo el lugar perfecto alguno de sus estantes. Lo ideal es colocarlos ahí, conservándolos en su propio envase.
Para mantenerse en condiciones óptimas, los huevos necesitan un lugar fresco y seco, en el que, además, se mantenga una temperatura lo más uniforme posible. Estas tres condiciones las reúne cualquier frigorífico. No es peligroso dejarlos fuera, pero si la temperatura ambiente es demasiado elevada (calor del verano, calefacción en invierno) no es recomendable.
La cutícula, la capa que protege al interior del huevo de posibles bacterias como la salmonela o la listeria, suele aparecer en la superficie de la cáscara. Los cambios bruscos de temperatura pueden dañar esa cutícula, provocando que las bacterias que se acumulan en la cáscara entren dentro del huevo e infecten la yema y la clara.
Si los huevos estuvieran dentro de la nevera en el supermercado, al sacarlos de ahí y transportarlos a nuestra casa la cáscara se dañaría al calentarse, provocando este indeseado efecto. Por eso, no debe ser conservado en nevera en el supermercado. Una vez en casa, tampoco es obligatorio conservarlo en la nevera, siempre que se haga en un lugar fresco y seco. Eso sí, si se mete en la nevera, ya no debe sacarse más que para ser cocinado.
Mejor guardarlos en su envase
Por otra parte, el Instituto señala que la puerta de la nevera, donde los solemos poner, no es el mejor sitio, porque al abrir y cerrar, el huevo queda más expuesto al contraste frío-calor que si estuviese protegido en un estante. Asimismo, el hecho de conservarlos en su envase garantiza una protección extra frente a la humedad y también ante posibles golpes. Además, en su envase siempre figurará la fecha de caducidad (no es obligatorio que vaya en cada huevo) y así sabrás si es apto para el consumo.
Respecto a si pueden tomarse pasada la fecha marcada en el envase, el Instituto recuerda que se trata de fecha de consumo preferente y que puedes consumirlos si solo han pasado unos días, siempre que su cáscara esté intacta y limpia y se hayan conservado debidamente refrigerados.