Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorReunirse con la familia o con los amigos alrededor de la mesa y disfrutar de un buen banquete y, por supuesto, de la compañía, es un hábito que, cuando hay tiempo, a todos nos gusta alargar. Esta costumbre tan latina de hacer sobremesa puede llevar consigo algunos hábitos poco saludables y hacernos coger algunos kilos de más.
De hecho, la sobremesa va precedida de un buen ágape que suele ser hipercalórico y en el que, además, se come más cantidad de la que necesitamos y de la que comemos habitualmente. Si a eso le añadimos el café, unos chupitos, o una copa, el resultado puede ser más que excesivo.
Si bien el ritmo de vida ha hecho que adaptemos esta costumbre a los horarios y no podamos excedernos con el tiempo que pasamos haciendo la sobremesa entre semana, hay que vigilar cuando estamos libres de esas obligaciones y podemos alargar el tiempo alrededor de la mesa, los fines de semana o en días de celebraciones. Y es que los esfuerzos que hacemos durante la semana para guardar la línea y mantener un buen funcionamiento de nuestro organismo, pueden echarse a perder debido a ciertos rituales gastronómicos que van de la mano de la sobremesa, convirtiéndose ese día de celebración en un mal recuerdo por una digestión pesada, trastornos relacionados con la ingesta de comida y alcohol y en llevarnos a casa unos kilos de más.
Conocer cuáles son esos hábitos poco saludables nos ayudará a disminuir sus efectos y a hacer que el recuerdo de ese día sea grato y desear un nuevo día de buena compañía.
Comer por imitación y compromiso
En ocasiones, estando ya llenos comemos por no hacer un feo al anfitrión, por no despreciar o porque, inconscientemente, imitamos el comportamiento de los demás comensales. Un ejemplo claro es a la hora del postre, podemos estar llenos, pero si el postre es casero, preparado por los propios anfitriones, decir no puede verse como un desprecio y quedar feo. Pasa lo mismo en un restaurante cuando los demás comensales piden postre, ya sea por inercia o por imitación hacemos lo que hacen los demás.
Un día no es un día
Hay que llevar una dieta saludable y equilibrada, independientemente de que estemos de celebración o que hayamos alcanzado un reto, o simplemente porque estemos de bajón. Frases tan populares como “porque me lo merezco”, “no pasa nada por un día”, “te lo puedes permitir”, “un día es un día”, no sirven porque después de un día viene otro. Antes de comer hay que preguntarse si realmente es necesario comerlo de más, si nos apetece y si nos viene bien. No se trata de prohibirnos alimentos, lo cual acabaría produciendo ansiedad, sino de racionar aquéllos que no nos convienen y comer de manera razonable y las cantidades adecuadas.
Control de las bebidas
El consumo de alcohol en celebraciones y durante las sobremesas es habitual y se suele beber en más cantidad que en un día normal, pero, a parte de los efectos que pueden tener las bebidas alcohólicas sobre nuestra salud, también hay que tener presente las bebidas azucaradas. Los refrescos, limonadas, colas, tónicas… contienen gran cantidad de azúcar.
Menús de picapica
Este tipo de menús son los que suelen romper las dietas. Mesas con una gran variedad de platillos, a cual más apetitoso, nos hacen tener ganas de probarlo todo e incluso de repetir de aquellos que nos han gustado más. Al picotear no se es consciente de la misma manera de la cantidad que se consume que si nos servimos en un plato. Esto también vale para los postres, cuando hay repostería.