Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLas sartenes de hierro fundido o colado, las sartenes de toda la vida, las que utilizaban nuestras madres y abuelas, han sobrevivido al paso del tiempo, a las modas y a las tendencias, al diseño y a la innovación, por su resistencia y versatilidad, pues pueden usarse sobre el fuego de la cocina de gas, en vitrocerámica o inducción, en interior o exteriores, en el horno o directamente sobre las brasas. Son buenas conductoras del calor y aguantan altas temperaturas. Todo ello hace que sean una apuesta segura y, además, en ellas se puede cocinar cualquier tipo de alimento.
Son sartenes pesadas, elaboradas a partir de una aleación de hierro y carbono con otros minerales. Suelen ser de una sola pieza, sin uniones ni mangos separables. Tienen un de precio de moderado a alto, según la gama, siendo las más representativas las Le Creuset, que tienen una capa de vitrificado exterior característico de la marca; o las Lodge Cast Iron, más utilizadas en Estados Unidos.
No obstante, no hay que olvidar que son de hierro y que en su interior no llevan ninguna capa de teflón ni tratamiento antiadherente. Esta propiedad la da el propio metal aplicando un tratamiento de curación y los cuidados necesarios para un buen mantenimiento que, además, evitarán que se oxide.
Si bien algunos fabricantes ya ponen en el mercado las sartenes curadas, es decir, con un tratamiento de engrasado inicial listas para usar, lo recomendable es hacer una curación en casa para protegerla y crear esa capa antiadherente. Hacerlo es muy sencillo:
Ya estará lista para utilizar, pero, para obtener los mejores resultados en la cocina al usar este tipo de sartenes, también será importante su mantenimiento.
La limpieza y mantenimiento son procesos muy sencillos, solo hay que seguir unos pequeños pasos.
Después de cocinar y cuando la sartén esté fría al tacto hay que retirar los restos sólidos de comida con papel de cocina.
Si hay suciedad incrustada es mejor fregarla a mano y evitar el uso del lavavajillas. Para ello, al contrario de las sartenes antiadherentes, cuando aun esté caliente echaremos agua para quitar la primera capa de suciedad.
Para fregarlas no será necesario utilizar detergente, bastará con cubrir el fondo de la sartén con sal, frotarlo con la ayuda de una esponja y enjuagar.
Después de enjuagarla hay que secarla inmediatamente para evitar que se oxide. La mejor manera de hacerlo es con el fuego de la cocina o el horno, si aún lo tenemos encendido, sino una rodea o papel de cocina absorbente servirá.
Finalmente, con la ayuda de un papel de cocina hay que extender una fina capa de aceite por toda la superficie, en especial si se ha utilizado detergente para lavarla.
En ocasiones puede dar pereza seguir los pasos anteriormente descritos para mantener las sartenes de hierro en sus mejores condiciones de uso, pero es la única manera de que duren muchos años, incluso que no necesitemos reponerlas.
Para ello deberemos evitar algunos errores muy comunes al usar estas sartenes:
Siguiendo todos estos pasos, además de obtener unos buenos resultados a las hora de cocinar, tendremos sartén para toda la vida.