Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorCaminar con calzado nuevo o realizar una ruta durante horas tienen en común la fricción continua que sufren los pies. Como respuesta en ocasiones aparecen las famosas ampollas allá donde la presión o el roce es mayor.
Cuando esta aparece la primera idea que se nos pasa por la mente es la de reventarla, pero ¿este gesto es el correcto? La respuesta es no, aunque siempre hay excepciones.
La ampolla se trata de una burbuja que se forma debajo de la piel, en las capas más externas. Se caracteriza por estar rellena de líquido, producido por el organismo que ayuda a la curación de la lesión y protege a esa zona de las infecciones. Es esta la razón principal por la que el típico gesto de pinchar la ampolla es contraproducente. Y es que si lo hacemos incrementamos el riesgo de que pueda producirse una infección y la herida se agrave.
Las posibles causas que originan la aparición de ampollas son dos. Las primeras son producidas por lesiones en las capas externas de la piel como quemaduras, eccemas, reacciones alérgicas, dermatitis por contacto, sustancias químicas, etc. Éstas se curan en pocos días y no suelen dejar marcas.
Hay otras causas, en las que la ampolla no se produce por una lesión superficial. Comienzan en las capas más profundas de la piel, son más complicadas de curar y pueden dejar cicatrices. En este grupo estarían las infecciones virales como la varicela, infecciones producidas por hongos o diversas enfermedades dermatológicas.
Este caso es muy poco común y la ampolla es grande, está en una zona muy dolorosa o parece que se va a reventar sola, se puede drenar el líquido, aunque siempre es preferible que sea un especialista quién lo haga.
Hay algunos casos en los sería necesario realizar una visita al especialista para que nos aconseje la mejor manera de tratar este problema.