Más de 55 millones de personas en el mundo tienen demencia, y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta enfermedad afecta de "manera desproporcionada a las mujeres" tanto directa como indirectamente. Ante esta afirmación es imposible no preguntarse si se están teniendo en cuenta las diferencias entre hombres y mujeres a la hora de investigar, desarrollar tratamientos y efectuar los diagnósticos.
Para responder a esta pregunta, 65YMÁS ha hablado con la doctora Anna Brugulat, neuropsicóloga e investigadora del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC) de la Fundación Pasqual Maragall (@fpmaragall), que no ha dudado en afirmar que "la medicina está masculinizada".
"En general, no se han tenido en cuenta las diferencias existentes entre ambos sexos. Los estudios se han dirigido teniendo en cuenta el cuerpo masculino en medicina. Hace muchos años, se pidió que se incluyeran a las mujeres en los ensayos clínicos porque estaban naciendo bebés con malformaciones. Además, como se sabe que nuestra fertilidad puede verse afectada, a lo largo de los años se han ido incluyendo el mismo número de mujeres y hombres en los ensayos clínicos", nos comienza explicando.
"En el caso del alzhéimer, pasa igual, pero cada vez hay más necesidad de incluir y tener en cuenta los elementos específicos de las mujeres como el embarazo, la pubertad, la menopausia, que tienen un efecto en la salud cerebral a largo plazo. Es importante diferenciar los dos sexos, y saber que dentro de las mujeres, no todas somos iguales", matiza la experta.
Y es que las consecuencias de no tener en cuenta las mujeres es que "su diagnóstico se hace mucho más tarde, ya han pasado ciertas etapas de la enfermedad y no podemos hacer nada".
"Tenemos que hacer una medicina más individualizada"
Cuando le preguntamos a la neuropsicóloga en qué punto se encuentra la investigación actualmente, Brugulat se muestra optimista: "Estamos avanzando mucho. Cada vez estamos más concienciados en que hay que diferenciar entre hombres y mujeres, y esto hay que trasladarlo al mundo de la medicina", asegura.
Eso sí, la experta cree que es necesario "hacer una medicina más individualizada. Tienes a una persona con unas características biológicas y sociales, y a partir de ahí hay que prevenir el máximo de enfermedades que tiene un mayor riesgo", argumenta.
En el caso concreto del alzhéimer, Brugulat explica que desde la Fundación Pasqual Maragall "tenemos una línea de investigación enfocada a factores específicos de las mujeres, y yo creo que muy pronto vamos a ver esta reducción de casos", afirma.
Entre estos factores específicos destaca el rendimiento cognitivo: "Las mujeres y los hombres rinden distinto a nivel cognitivo. Las mujeres son mayores en tareas de memoria y razonamiento, y los hombres en visuales y espaciales. Y claro, los datos que tenemos nosotros para corregir estos test, no están separados por sexo, por lo tanto, no somos capaces de detectar que hay un deterioro cognitivo en el momento adecuado. Aquí también hay que separar los datos porque sabemos que es diferente", nos explica.
"Estamos cada vez más concienciadas, y sobre todo, en lo que tiene que ver con el embarazo y la menopausia y los cambios hormonales que tenemos, que se asume que es normal, tener sofocos, o dificultades para dormir. Y no. Todos estos síntomas se han visto que son neurológicos, y hay que ver si la mujer necesita una terapia hormonal sustitutoria o qué podemos hacer", afirma la experta.
Y, por otro lado, "existen ciertas proteínas, que son ahora mismo las más primordiales en el estudio del alzhéimer, que son la beta amiloide y la proteína TAU. Se está viendo que las mujeres que tienen la beta amiloide positiva, por lo tanto, ya están en unas fases muy iniciales de la enfermedad, son más vulnerables a acumular esta segunda proteína que es la TAU. Y presentamos niveles más altos que los hombres, que es otra de las diferencias que se han visto, y sí que es verdad que aunque somos más vulnerables a acumular esta proteína, somos más capaces de sobrellevar el impacto que tiene esta en el cerebro, es decir, somos más resilientes, y el deterioro cognitivo que pueden presentar, aparece mucho más tarde que en los hombres".
Factores de riesgo específicos en las mujeres
Antes de enumerar los factores de riesgo, la experta nos aclara que "la enfermedad de Alzheimer no es genética". Aunque "sí que hay una forma específica, menos del 1% de los casos, en la que hay una forma dominante genética", matiza.
Una vez comentado esto, Brugulat afirma que las "mujeres tienen más números de lotería para acabar desarrollando esta enfermedad porque no han estado incluidas en los ensayos clínicos durante mucho tiempo. Las hemos perdido. Su diagnóstico se hace mucho más tarde, ya han pasado ciertas etapas de la enfermedad y no podemos hacer nada… También está la parte de que las mujeres vivimos más años. Todo esto se tiene que compensar mucho", nos explica.
Además de tener un diagnóstico más tardío, no todas las mujeres tienen el mismo riesgo: "Ahora trabajamos, tenemos hijos, tenemos un mayor estrés que generaciones anteriores. Las mujeres que tienen más hijos, con un nivel socioeconómico bajo, tienen mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Esto es así porque cuantos más hijos, tienen menos acceso a la educación, que es un factor muy importante para tener una reserva cognitiva. Si no puedes trabajar, los ingresos familiares son menores, lo cual genera estrés… Son factores muy interesantes que se deben estudiar porque repercute mucho en la enfermedad"
¿Qué pueden hacer las mujeres para reducir el riesgo?
Brugulat es clara sobre las medidas que pueden tomar tanto las mujeres como los hombres, y lo resume en una frase: "Lo que es bueno para el corazón es bueno para el cerebro".
"Por lo tanto, hay que controlar los factores de riesgo cardiovasculares, que son la tensión, el azúcar, el colesterol, el sobrepeso... Llevar una dieta mediterránea y hacer ejercicio físico es importante", nos explica la experta.
Sobre la actividad física, Brugulat aclara que basta con andar, estar de pie y "no tener una vida sedentaria".
Socializar, viajar, y hacer actividades que hagan que nuestro "cerebro aprenda", son otros de los consejos generales que expone la neuropsicóloga.
Y muy importante para las mujeres: cuando lleguen a la menopausia, tienen que informarse y pedir ayuda, y sobre todo, no pensar que lo que les está pasando es normal.
Sobre el autor:
Laura Moro
Laura Moro es graduada en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Carlos III de Madrid, y está especializada en temas de salud y género. Su trayectoria profesional comenzó en Onda Cero Talavera.