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Numerosos estudios demuestran que cuando se tienen síntomas de gripe, dolor de garganta, un fuerte resfriado o tos y se acude al médico, el usuario espera que le mande un antibiótico. Así, según el Eurobarómetro 2018, un 19% de los europeos (y de los españoles) recurren a los antibióticos para tratar infecciones víricas, gripes o resfriados, un completo e inútil error: los antibióticos son fármacos útiles solo para combatir las infecciones de origen bacteriano. Recurrir a ellos para tratar otro tipo de afecciones es inútil y da como resultado la generación de las temidas resistencias bacterianas.
España es uno de los países de la UE con mayor consumo de antibióticos y uno de cada cuatro españoles cree que pueden curar el catarro. Es más, cerca de 3.000 muertes son causadas cada año en España por una infección multirresistente y en Europa esa cifra alcanza las 33.000 con una tendencia creciente.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que el riesgo no solo está en los antibióticos, ya que pueden llegar por otras vías como los alimentos que consumimos. En Europa se lleva mucho tiempo buscando soluciones a un problema de salud pública global, emprendiendo campañas contra las resistencias bacterianas y atacando, entre otros frentes, el consumo de antibióticos en animales, que en la Unión Europea, es aún mayor en los animales productores de alimentos que en los humanos. Ya se han conseguido resultados, sensibilizando a la población de este asunto y también consiguiendo que, por ejemplo, se reserven para uso exclusivamente humano antibióticos en los que ya se haya encontrado una elevada tasa de resistencias.
Ante esta situación, para evitar o minimizar los daños, explican desde la OCU (@consumidores), los usuarios deben de conocer cuál es su uso correcto:
- Tomar solo los antibióticos que te recete tu médico, en la dosis adecuada y durante el tiempo que te digan. Pasarse o quedarse corto es contribuir a que crezca este enorme problema. Es importante que, aunque nos sintamos mejor, no hay que dejar de tomarlos antes del tiempo prescrito por el médico.
- Sigue cuidadosamente las instrucciones de su consumo.
- No guardes los antibióticos en tu botiquín para después o por si vuelves a recaer.
- Ten en cuenta que hay muchos fármacos que pueden contener antibiótico en su composición, no solo pastillas o sobres, sino también cremas, colirios, gotas para los oídos, etc Todos ellos requieren receta médica para su dispensación en farmacia y los mismos controles y precauciones de uso.
- Si el antibiótico que estás tomando te provoca algún efecto adverso, informa a tu médico: puedes usar también el sistema de farmacovigilancia.
- Cuando tengas que deshacerte de lo que te ha sobrado o del envase, llévalo a los puntos de recogida de las farmacias: los contenedores Sigre
- En cuanto a los profesionales, es esencial que los prescriban atendiendo a criterios científicos.
- No es admisible dispensar medicamentos que requieren receta sin ella.