Victoria Herrero
Salud
La importancia de la arquitectura saludable como herramienta de medicina preventiva
El diseño de espacios debe obedecer a una mejora de la salud y calidad de vida de los inquilinos
Respirar es algo que hacemos de forma natural e instintiva. Pero, ¿nos hemos parado a pensar en el aire que respiramos? ¿Es de calidad? Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) si ese aire que respiramos no es del todo saludable, por la contaminación atmosférica, estamos más expuestos a sufrir serios problemas de salud relacionados con el sistema respiratorio, así como una sucesión de enfermedades cardiovasculares.
Unas patologías que inciden, tanto a corto como a largo plazo, sobre todo en los colectivos de población más vulnerables como son los niños o esas personas mayores aquejadas de alguna enfermedad previa.
¿Qué entendemos por arquitectura saludable?
Y en esa relación con el medio ambiente y esas emisiones de contaminación, la arquitectura tiene mucho que decir. Según datos de la empresa Galow Arquitectura saludable e Interiorismo (@gallow_es), el 40% de las emisiones de CO2 tienen origen en la construcción. Por tanto, apuntan, se debe tener en cuenta el impacto que la arquitectura actual tienen sobre la calidad del aire. Unas medidas que no solo se ciñan a reducir esas emisiones contaminantes, sino a apostar por una "arquitectura saludable en el interior de los edificios".
"Pasamos más de un 90% de nuestras vidas dentro de un edificio. Por ello, implantar soluciones de arquitectura saludable en interiores es hoy, gracias a la irrupción de nuevas tecnologías, una oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida que no debemos dejar escapar", explican los responsables Galow.
Se trata, en definitiva, de trasladar ese concepto de salud al espacio donde habitamos, pero también, al uso que hacemos del mismo. Así, un edificio que forme parte de una corriente de arquitectura saludable deberá aunar eficiencia y salud a la hora de diseñar cómo es el espacio, cómo se utiliza, habita, cómo se hace la distribución interna o qué elementos servirán para la climatización o iluminación, por ejemplo.
¿Qué debe tener un edificio saludable?
Para crear esos espacios más sanos y saludables se requiere de una visión holística del espacio, así como de la relación de la persona con ese edificio donde pasa la mayor parte de su tiempo. Algo que lleva a tener en cuenta una serie de factores cuando se proyecta ese inmueble saludable:
- Empleo de materiales antibacterianos. En este caso resulta de utilidad la ubicación de jardines verticales.
- Revestimientos y pinturas que no sean contaminantes.
- Iluminación con una mejor eficiencia energética y que se ajuste a nuestros ritmos circadianos. Y, cuando sea posible, aprovechar la luz natural.
- Establecer una ventilación adecuada para controlar las fuentes de olores, productos químicos y dióxido de carbono.
- Para garantizar la calidad del aire es imprescindible asegurarse de que no hay contaminantes como el plomo, por ejemplo; así como mantener unos niveles de humedad de entre 30-60% para paliar los problemas de olores.
- Uso de materiales naturales para el mobiliario como piedra, pizarra, madera...