Rosa María Torres
Salud
Así cambia tu organismo cuando pasas la barrera de los 65 años
Los hábitos saludables hacen mucho por mejorar tu vida.
Muchas personas experimentan un miedo irrefrenable a envejecer, pero lo cierto es que el paso del tiempo está lleno de mitos. Sin embargo, es innegable que llegar a los 65 años conlleva ciertos cambios a nivel físico y mental que todo el mundo deberá afrontar tarde o temprano. ¿Cuáles son?
En el cerebro
El cerebro se transforma a medida que pasa el tiempo: la memoria empieza a fallar y las habilidades conginitvas disminuyen poco a poco. Por ejemplo, es habitual olvidar palabras o hechos puntuales, y tener más problemas para ejecutar varias tareas a la vez.
Sin embargo, hay solución. Si realizas ejercicio físico, aumentarás el flujo sanguíneo en todo el cuerpo, incluido el cerebro. Además, es muy bueno para aliviar el estrés y, en consecuencia, la depresión. Debes acompañar el deporte con una dieta equilibrada. Si tomas verduras, mejorará tu concentración y te sentirás mucho más fuerte.
En la vista y los oídos
Seguro que, en alguna ocasión, has notado que la vista se nubla y es más sensible a la luz. Y es que el envejecimiento también puede afectar al cristalino y provocar cataratas. ¿La solución? Usar lentes o un sombrero de ala ancha cuando estés al aire libre para enfocar mejor.
Asimismo, el oído también se verá perjudicado. Para ello, usa tapones en las zonas con mucho ruido, notarás que dichas molestías se ven beneficiadas.
La dentadura también cambia
En primer lugar, las encías podrían retraerse. Además, algunos medicamentos, como los que tratan las alergias, el asma, la hipertensión y el colesterol alto, pueden causar sequedad en la boca. Como resultado, tus dientes y encías pueden volverse más vulnerables a las caries y las infecciones.
Por eso, cepilla tus dientes tres veces al día y usa hilo dental, al menos, una vez al día. Y no olvides visitar al dentista todos los años.
La piel se seca
Como bien es sabido, la piel se seca, se vuelve más fina y frágil, y pierde mucha elasticidad. Esta nueva condición la hace más vulnerable a las heridas, las arrugas, las manchas de la edad y esos pequeños crecimientos llamados papilomas cutáneos.
Para solucionarlo, puedes utilizar geles y champús que no sean agresivos con la piel. Eso sí, no la frotes para enjabonarte ni para secarte. Cuídate del sol y usa siempre protector solar. Controla el aspecto de tu piel regularmente e informa de los cambios a tu médico. Y, por supuesto, no fumes, pues favorece la aparición de arrugas, entre otros muchos perjuicios.