Así debe de ser el cepillo de dientes perfecto

La sonrisa es contagiosa, igual que el bostezo, y nos ayuda a hacer sentir mejor a los que están a nuestro alrededor. Mejora el humor, alivia el estrés, favorece el sistema inmunológico y baja nuestra tensión arterial. Además, al sonreír segregamos endorfinas (hormonas que disminuyen la percepción del dolor) y serotonina (la hormona de la felicidad).

Para disfrutar de una sonrisa sana que refleje una buena salud, la higiene bucal diaria acompañada por controles periódicos con el odontólogo son nuestros aliados. Y para una buena higiene tenemos como herramienta imprescindible el cepillado, con un buen cepillo de dientes y una pasta dental con un contenido de flúor adecuado a la edad y necesidades de cada persona.

¿Sirve cualquier cepillo dental?

Debido a la gran variedad de modelos de cepillos dentales que podemos encontrar en el mercado, a veces resulta difícil decidir qué tipo de cepillo dental comprar. La mayoría de los profesionales coinciden en que el escogido debe ajustarse a nuestra boca y permitir llegar a todas las áreas para remover la placa dental y los restos de alimentos.

Un cepillo de dientes debe tener filamentos de fibra de nailon de consistencia suave, de la misma longitud, con la punta redondeada, para que la limpieza se realice sin maltratar los tejidos blandos ni deteriorar la superficie del esmalte dental. La longitud del cabezal del cepillo de dientes debe ser la equivalente al área que ocupan de dos a tres dientes contiguos para poder realizar una higiene efectiva, y con punta redondeada, para alcanzar todas las superficies de manera cómoda y sin dañar las superficies mucosas.

Es imprescindible sustituir el cepillo de dientes cada tres meses, o antes, vigilando siempre que los filamentos se mantengan paralelos y no muestren ninguna señal de desgaste, porque cuando las cerdas se van deformando pierden eficacia. Asimismo, se recomienda cambiarlo si hemos padecido una gripe o una infección de garganta o de boca, porque los gérmenes pueden acantonarse en los filamentos y reactivar la infección. Es importante recordar que el cepillo debe enjuagarse y secarse bien después de cada uso para evitar que se convierta en un foco de gérmenes, recuerda la Fundación Dental Española. 

La técnica de cepillado

El cepillado debe durar aproximadamente dos minutos, para recorrer la superficie de todos los dientes. La técnica más recomendada por los profesionales es la de Bass modificada, en la que colocaremos el cepillo apuntando hacia la unión entre diente y encía en ángulo de 45º. Realizaremos un movimiento vibratorio contando hasta diez, y luego gestos de barrido largos hacia la superficie masticatoria de los dientes. De esta forma desordenamos la estructura de la placa dental mediante la vibración y la eliminamos mediante el barrido. Para finalizar, cepillamos de forma enérgica la lengua barriendo cualquier resto de alimento o placa que pudiera haber allí, y evitando la halitosis.

La frecuencia del cepillado irá en función de diversos factores, como nuestra predisposición a la caries, dieta y pH bucal. Por regla general, se recomienda realizar el cepillado dental tres veces al día, después de cada comida.