Mariola Báez
Avances
¿Cómo funciona una bomba de insulina y en qué pacientes es recomendable?
Este novedoso recurso terapéutico presenta numerosas ventajas y también algún inconveniente
Para muchas personas que padecen diabetes, el hecho de tener que inyectarse insulina, incluso varias veces al día, es la parte del tratamiento que les produce mayores molestias, llegando a influir de manera negativa en sus actividades diarias y relaciones sociales. Con el objetivo de poder suprimir esos pinchazos, pero manteniendo en todo momento el índice correcto de glucemia, se desarrolló hace unos años el Infusor Subcutáneo Continuo de Insulina, más conocido como bomba de insulina.
Se trata de un pequeño dispositivo cuya misión es suministrar al organismo la insulina que necesita de manera continua. La Fundación para la Diabetes (@fundiabetes) explica que este discreto aparato se compone de dos elementos básicos: el dispositivo propiamente dicho, que deberá programarse según las necesidades de cada paciente y en el que se encuentra el reservorio con la insulina, y un catéter subcutáneo que hará posible su correcta administración.
Los pros y los contras de la bomba de insulina
Como recuerda la Sociedad Española de Diabetes (@SEDiabetes), este infusor imita la función natural que realiza el páncreas respecto a la secreción de insulina cuando nuestro cuerpo la demanda, pero no es un "páncreas artificial" ni actúa por sí solo. Esto quiere decir que deberá ser correctamente programado y reajustado cuando haya una variación en las dosis requeridas de insulina.
Para llevar una bomba de insulina, primero hay que aprender a utilizarla sabiendo que será imprescindible realizar un mínimo de cuatro controles de glucemia al día, para confirmar que las dosis que se están recibiendo son las adecuadas.
El dispositivo puede programarse de manera que se adapte lo máximo posible a las necesidades individuales y el tipo de diabetes. Puede funcionar de manera continua (basal), estableciendo las cantidades de insulina y su distribución a lo largo del día. También es posible fijar dosis complementarias (bolos) que deberá determinar el propio usuario, haciendo previamente un autoanálisis de glucosa, especialmente antes y después de las comidas o si va a realizar un esfuerzo físico importante.
Entre los casos en los que la bomba de insulina puede resultar recomendable, algo que siempre decidirán los médicos especialistas, están aquellos que implican hipoglucemias frecuentes o nocturnas que pueden pasar desapercibidas o cuando los problemas de horarios impiden ajustarse al tratamiento convencional.
Una vez controlado el uso de la bomba de insulina, para algunas personas este método terapéutico puede resultar muy ventajoso por motivos diversos como la reducción de los pinchazos, el menor riesgo de alteración en los niveles de glucosa, la posibilidad de regular las dosis a la actividad y la ingesta de alimentos que son diferentes cada día o, simplemente, la liberación de no tener que estar pendiente de la hora a la que toca la inyección.