Teresa Rey
Avances
El dolor oncológico persistente, objetivo de las nuevas dianas farmacológicas
Teresa Rey
Sábado 20 de abril de 2019
ACTUALIZADO : Sábado 20 de abril de 2019 a las 0:42 H
3 minutos
Los datos más recientes indican que el 86% de los pacientes que tienen cáncer avanzado sufre dolor
El dolor en los pacientes con cáncer se puede convertir en una constante durante y después de los tratamientos. Según los últimos datos ofrecidos en el XVIII Curso ‘Cáncer y Dolor’, organizado por Grünenthal con el aval científico de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), hasta el 86% de los pacientes con cáncer avanzado sufre dolor. No obstante, los nuevos tratamientos a los que se puede acceder en este sentido ayudan a controlarlo en el 95% de los casos. Ahora bien, para dar con la alternativa más adecuada, hay que valorar al paciente, el tipo de dolor, su intensidad y también el perfil de toxicidad.
Varias posibilidades
Actualmente en el abordaje del dolor oncológico hay varias posibilidades. Por un lado, nos encontramos con tratamientos que se centran en la fuente que origina esa molestia, y otros fármacos se centran en la forma en la que se siente ese dolor. Y por último, hay alternativas que se focalizan en el cerebro y que interfieren en la señal de dolor emitidas por los tejidos nerviosos de este órgano, informan desde la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés).
Después, dentro de las opciones farmacológicas que hay para abordar el dolor oncológico, tenemos analgésicos para tratar las intensidades más moderadas, como los antiinflamatorios no esteroides, entre otros. Además, se puede recurrir a medicamentos para tratar otras afecciones relacionadas con molestias en los nervios o algunos antidepresivos, o también los opioides. Respecto a estos últimos, los especialistas reunidos en torno a este curso, han indicado que “deben utilizarse siempre que se consideren necesarios para aliviar el dolor, sin reservarlos a situaciones extremas, ya que mientras tanto, el paciente puede estar sufriendo innecesariamente”.
Investigación
En la actualidad, existen no obstante casos en los que no se consigue un control adecuado del dolor o personas que no admiten bien la medicación. Por eso, según el doctor Jaime Feliu Batlle, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Paz (Madrid) y director del citado curso, hay que seguir investigando y desarrollar “nuevos fármacos que superen estas limitaciones.”
En este sentido, el experto ha asegurado que las nuevas vía de investigación están posibilitando conocer de una forma de precisa las bases de la transmisión y, sobre todo, los mecanismos implicados en su cronificación. En concreto, se han identificado nuevas dianas farmacológicas, “que podrán dar lugar a nuevos fármacos para el dolor neuropático en neuronas y células gliales” (células del tejido nervioso que complementan a las neuronas).
De forma paralela ha matizado que se están estudiando formulaciones que potencien los mecanismos analgésicos del organismo, logrando así una menor incidencia de efectos secundarios.
En lo que coinciden la mayoría de los expertos es que el dolor debe tratarse de una forma amplia y personalizada en la que se han de tener en cuenta las características del enfermo, si es de intensidad leve, moderada o intensa, su procedencia y la misma causa del dolor, las enfermedades asociadas, el componente emocional, etcétera.