Muchas de las experiencias que vivimos pueden causarnos molestias y dolores, además de una sensación de temor e inseguridad, unido a la pérdida de control. El estrés es la reacción de nuestro cuerpo a un desafío o demanda en el día a día, una respuesta que, sostenida en el tiempo, puede volverse crónica sin que nos demos cuenta, con todos los efectos que eso conlleva para nuestro organismo.
La falta de concienciación sobre este estado de estrés permanente puede impedir que nos mantengamos en contacto con nuestro propio cuerpo, sus señales y sus mensajes, lo que, a su vez, puede crearnos muchos problemas físicos, que ni siquiera sabemos que somos nosotros mismos quienes los generamos.
El estrés crónico supone uno de los principales factores de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardíacas, así como de obesidad, problemas menstruales, diabetes e incluso en la depresión y la ansiedad. Ahora, un estudio sugiere que es desencadenante del alzheimer, una enfermedad degenerativa de las células nerviosas que afecta principalmente nuestra memoria, según informa Tekcrispy.
Para ello, los investigadores centraron su estudio en el eje hipotalámico-pituitario-suprarrenal, lo que se conoce como eje HPA. Este es un sistema de interacción entre el hipotálamo y la glándula adrenal, cuya función es controlar ciertos procesos biológicos y ayudarnos a reaccionar ante el estrés.
Los cambios en el eje HPA se observaron en casos de alzheimer
Una de las funciones que realiza el eje HPA es la liberación de la hormona esteroidea cortisol, la cual se libera como respuesta al estrés y a un nivel bajo de glucosa en la sangre. Esto significa que, cuanto mayor sea el estrés, mayor cantidad de cortisol liberará nuestro organismo. De esta forma, “los investigadores sugieren que los factores genéticos que afectan el eje HPA también podrían afectar la inflamación en el cerebro", lo que provocaría que aumente el riesgo de neurodegeneración.
Esto significa que el estrés crónico estaría fuertemente ligado a enfermedades como el alzheimer.
“Las variaciones genéticas dentro de estas vías pueden influir en la forma en que se comporta el sistema inmunológico del cerebro y provocar una respuesta disfuncional. En el cerebro, esto conduce a una interrupción crónica de los procesos cerebrales normales, lo que aumenta el riesgo de neurodegeneración posterior y, en última instancia, demencia”, explica el genetista molecular David Groth de la Universidad Curtin en Australia.
Aunque los cambios en el eje HPA se observaron en casos de alzheimer, los investigadores aún no han podido aclarar cuáles son los cambios genéticos o ambientales que causan dichas alteraciones. En este sentido, según otro estudio publicado en la revista Journal of Alzheimer’s Disease, los niveles excesivos de la hormona cortisol y los cambios cardiovasculares podrían ser los principales responsables de que el estrés produzca el alzheimer.
"El estrés puede aumentar el riesgo de sufrir alzhéimer hasta en un 25%”, afirmaba el estudio, incluso revelaba que las personas de mediana edad que tienden a sufrir ataques constantes de estrés corren el riesgo de desarrollar alzheimer en un futuro.
