Victoria Herrero
Avances
Un investigador español coordinará un proyecto para borrar los daños de los infartos
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Sábado 21 de diciembre de 2019
ACTUALIZADO : Sábado 21 de diciembre de 2019 a las 6:40 H
6 minutos
La idea es copiar la capacidad innata de ciertos animales para recuperar esas células dañadas
Se llama Miguel Torres y lo más seguro es que este nombre no te suene de nada. Pero no para la comunidad científica y médica, ya que este investigador español será el encargado de liderar un proyecto europeo, para el que han destinado una importante partida presupuestaria, de relevancia a nivel de la salud. ¿En qué consiste? En intentar borrar los daños que los infartos provocan en el corazón.
La idea, a rasgos generales, es regenerar el tejido cardíaco que se encuentra afectado después de un infarto. Y para lograrlo se van a fijar en algo muy curioso que les ocurre a los peces y los anfibios.
Conozcamos un poco más esta insólita investigación
Para dar vida a este proyecto, una idea que Torres lleva años estudiando, el equipo de expertos se basará en una evidencia biológica de estos animales marinos. Concretamente en la capacidad natural que tiene su organismo para borrar las secuelas que puede sufrir su corazón tras una lesión de gravedad en dicho órgano. ¿Cómo? Las células crecen y se dividen para sustituir a las que se han visto perjudicadas.
Un hecho que no solo se observa en estas especies, sino que también se ha dado en ratones recién nacidos e incluso cuando aún somos niños. Sin embargo, ya en una edad adulta, esa capacidad regenerativa del corazón apenas es significativa como para que vuelva a funcionar como antes.
Lo que pretenden con esta investigación es volver a ese "poder innato" que teníamos de pequeños para recuperar el miocardio. Y para ello, una docena de centros de investigación de toda Europa, entre ellos el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (@CNIC_CARDIO), formarán parte de este proyecto internacional llamado Reanima. Está costeado por la Comisión Europea (@ComisionEuropea), una institución que invertirá unos 8 millones de euros durante los 5 años que dure esta investigación que se pondrá en marcha el primer mes de 2020.
Un proyecto que, como explican desde el mismo Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, pone su acento en uno de los actuales retos de la biomedicina: conseguir que la aplicación de esa biología regenerativa se pueda emplear para crear soluciones médicas destinadas al ser humano.
¿Qué le ocurre a nuestro cuerpo tras un infarto?
Este grupo de investigadores se centrará en el principal órgano que sufre esas consecuencias tras este episodio de salud. En concreto, y en este caso objeto de estudio, el corazón pierde la fuerza para seguir latiendo como consecuencia de esas células dañadas que mueren y han dejado de recibir sangre desde las arterias coronarias. Hablamos de una patología, la del infarto, que se repite en el 9% de los mayores de 74 años de nuestro país y que tiene una tasa de supervivencia de un 50% a los 5 años del diagnóstico; como ocurre con algunos tipos de cáncer.
Esta sería la secuela más temida por doctores y personas que han sufrido un infarto: la insuficiencia cardíaca. Es decir, en esa persona queda un daño permanente en su corazón que, si es importante, puede hacer que pierda su capacidad de contracción. Para "controlarla" se precisa de una revisión permanente acompañada de tratamiento farmacológico, así como cambios en su estilo de vida.
Pero hay más tras un infarto y cómo este afecta a nuestro organismo. Así, algunas personas pueden padecer posteriormente una congestión pulmonar (acumulación excesiva de líquido en los pulmones), una angina inestable, ciertos episodios de arritmias o bloqueos en el corazón, entre otras. Alteraciones que, en ciertas ocasiones, pueden ser controladas por medio de dispositivos, como los desfibriladores o la colocación de un marcapasos.
Si bien tras un infarto no es posible, por ahora, recuperar esa parte del músculo cardíaco que se ha necrosado, sí puede suceder que el corazón se adapte a esa nueva condición y siga su vida como hasta ahora. Bueno, mejor. Y es que la recuperación no solo depende de estudios de investigación o de lo rápido que un médico le ayude con ese fallo cardíaco.
En la mano del paciente está el olvidarse de los malos hábitos que le convirtieron en una bomba de relojería: una vida sedentaria, el sobrepeso, el tabaco, una mala alimentación, la hipertensión arterial o los altos niveles de colesterol.
Más proyectos con sello español
Pero esta no es la única buena noticia en este sentido. El empeño de Torres y su equipo no dista mucho de otra iniciativa internacional similar, que se llevará a cabo con la participación de la Clínica Universidad de Navarra (@ClinicaNavarra). Se trata del proyecto denominado BRAVƎ, cuyo fin es que todas aquellas personas que hayan sufrido una cardiopatía isquémica puedan volver a recuperar esa funcionalidad.
¿Cómo? Con la regeneración del tejido del corazón que hemos conocido antes. Sin embargo, la diferencia en este caso es que se va a fabricar un dispositivo biológico que servirá como una especie de asistente ventricular para ese corazón dañado.