Victoria Herrero
Avances
¿Cómo se diagnostica la enfermedad de Parkinson en los mayores? Los primeros síntomas
Esta patología se caracteriza por la falta de producción de una sustancia del cerebro, la dopamina
La enfermedad de Parkinson es una patología de carácter progresivo que incide en el sistema nervioso de tal manera que afecta al movimiento del paciente que la sufre. Una sintomatología que sobre todo se hace evidente por el conocido temblor que se suele producir en las manos.
No obstante, su presencia se manifiesta en otra serie de señales, como es el caso de la rigidez o la pérdida de movimiento, que pueden llevar a los médicos hasta la confirmación del diagnóstico de la dolencia.
Primeras señales de alarma
Esta enfermedad, que no se diagnostica con una única prueba específica (tampoco en el caso de los pacientes con una edad avanzada), se origina, en la mayoría de los casos, por la falta de producción de una sustancia química en el cerebro llamada dopamina. Es la responsable de regular no solo el estado de ánimo de la persona, sino también de dar las 'órdenes' para que el cuerpo haga movimientos de forma natural.
Pese a las evidencias conocidas, como explican desde el Servicio de Salud de Castilla y León (@Salud_JCYL), el resultado final puede tardar tiempo en conocerse ya que en ocasiones los síntomas son leves y no resultan concluyentes del todo. Es más, el pronóstico y la evolución de la enfermedad, aseguran, no sigue un patrón único en todos los pacientes ya que mientras en algunos casos avanza más rápidamente, en otras personas puede demorarse incluso bastantes años.
Además, en el caso de aquellos mayores que tengan ya alguna que otra afección previa, estas señales pueden llevar erróneamente a otro tipo de enfermedades que nada o poco tienen que ver con el párkinson. Algo que defienden los profesionales de la Sociedad Española de Neurología (@seneurologia), que recuerdan que la confirmación definitiva puede darse al cabo de uno o tres años.
Sabiendo esto de antemano, es importante precisar por tanto las señales de alarma que pueden poner en aviso ante la existencia de la enfermedad antes del diagnóstico. Y es que en este caso resulta clave la detección precoz de una enfermedad neurodegenerativa que en España padecen 160.000 personas, de entre las más de 7 millones afectadas a nivel mundial.
Así pues, estos son algunos de los signos de alerta temprana, explicados desde la Parkinson's Foundation (@ParkinsonDotOrg), que pueden ayudar con su observación a la valoración y dictamen médico posterior:
- Los temblores es la sintomatología más conocida y evidente y se puede ver no solo en las manos, sino también en las extremidades inferiores e incluso en el rostro de la persona.
- A la hora de escribir se percibe un cambio en el tamaño de la letra. Alteraciones que también se notan en el habla. Así, los pacientes que experimentan las primeras señales de esta enfermedad presentan una voz más ronca o incluso en un volumen mucho más bajo de lo habitual.
- Las personas afectadas por esta patología neurodegenerativa notan que los alimentos ya no huelen como antes y es que han perdido parte de su olfato.
- Movimientos repentinos durante el sueño que pueden hacer que un paciente incluso se llegue a caer de la cama aun estando profundamente dormido.
- La dificultad para moverse o caminar es otra de las señales más características en caso de párkinson; así como sufrir episodios de estreñimiento de manera muy frecuente y sin una causa u origen aparente.
- No hay apenas expresión facial, además de observarse una falta de parpadeo. Además, se puede comprobar que al estar de pie el paciente muestra una postura como encorvada que no resulta normal.
- El último de los síntomas que hace que los médicos sospechen que están ante un caso de párkinson es si la persona mayor se marea con cierta asiduidad a la hora de levantarse de la cama o de la silla. Y es que la presión arterial baja es una de las patologías que puede guardar relación con la enfermedad descrita.
¿Cómo se llega al diagnóstico final?
Con la observación detallada de estos signos comienzan, entonces, las primeras sospechas para el equipo de profesionales que trata al paciente. Una confirmación definitiva del diagnóstico correcto que vendrá precedida de diferentes pruebas, así como de un examen físico y neurológico para dar nombre a la patología que sufre dicha persona.
En estos casos resulta relevante la realización de una tomografía axial computerizada (TAC) que detecta posibles lesiones cerebrales. Una exploración más avanzada que además se complementa con ciertas rutinas para comprobar los reflejos del paciente de más edad que pueda padecer párkinson.
Una enfermedad para la que no existe cura, pero sí diferentes tratamientos para aminorar dichos síntomas o hacer que su evolución no sea tan rápida. Así pues, se pueden emplear fármacos, cirugía u otro tipo de terapias complementarias para mejorar la calidad de vida del paciente: fisioterapia, talleres ocupacionales, sesiones con el logopeda, además de seguir una dieta saludable y mantener una rutina deportiva en la medida de los posible.