Victoria Herrero
Avances
¿Sabías que nuestro cerebro se bloquea al pensar en la propia muerte?
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Viernes 17 de enero de 2020
ACTUALIZADO : Jueves 20 de mayo de 2021 a las 10:12 H
5 minutos
La mente tiene la capacidad de anticipar hechos futuros, pero descarta la idea del fallecimiento
Es normal que alguna vez hayamos pensado en la muerte, un pensamiento que puede generar una situación de miedo y ansiedad. Sin embargo, nuestro cerebro nos ayuda a que esto no sea así. Esta es la afirmación que defiende un estudio de la Universidad de Bar IIan, en Israel (@BarIlanU), que asegura que nuestra mente se bloquea a la hora de pensar en el fallecimiento de uno mismo. ¿Cómo es posible?
Predecir el futuro
Los responsables de esta investigación han querido dar un paso más hacia la idea que ya adelantó en el año 1702 el matemático británico Thomas Bayle. Este aseguraba que el cerebro es una máquina a la hora de hacer predicciones y anticipar pensamientos. Un ejemplo, si vemos correr hacia nosotros a un perro furioso, sentimos y pensamos que nos va a morder, aunque puede que luego esto no suceda. Es decir, cumple una función vaticinadora que no resulta extraña para estos expertos neurólogos, si tenemos en cuenta que el 90% de la actividad del cerebro se dirige a comunicar esos pronósticos futuros. En otras palabras, nuestra mente no solo se encarga de recibir señales de nuestros sentidos y convertirlas en estímulos eléctricos.
Sin embargo, como recuerdan en este estudio, estas "dotes adivinatorias" no siempre se cumplen. Esto sucede cuando surge la idea de la propia muerte. En esta situación, no es que el cerebro se ralentice o que le cueste más hacer esos pronósticos a posteriori, simplemente se bloquea como si dejase de funcionar.
Esta es la conclusión que demostraron estos investigadores al analizar a un grupo de personas, a las que se les mostró una rápida sucesión de imágenes, tanto de ellas mismas como de desconocidos. Fotografías que iban acompañadas de palabras de todo tipo, sobre todo negativas, así como otras relacionadas con el fin de la vida. Así pues, en los casos en los que términos como 'Funeral' o 'Entierro' aparecían sobre instantáneas de otras personas, la actividad cerebral permanecía intacta. Sin embargo, cuando esos conceptos se reflejaban impresos en sus propios rostros, la cosa cambiaba. El cerebro se bloqueaba cuando pensaban por un segundo en su propia muerte.
"El cerebro se ve sorprendido, ya que no espera esa asociación de ideas ni que se le relacione con la muerte", detallan los responsables de este informe, que aseguran que, en ese momento, nuestra mente se "desconecta" al creer que esa información no es correcta. Es decir, se pone en marcha una tendencia automática para evitar pensar que no somos seres inmortales.
Es algo así como una especie de escudo protector ante el miedo a morir. "Cuando pensamos conscientemente en la idea de que vamos a morir, cerramos las predicciones sobre el yo y proyectamos la reflexión sobre la muerte hacia otras personas, en lugar de hacia nosotros mismos", añaden.
El miedo a morir (o tanatofobia en los peores casos)
Acabamos de hablar de una investigación que guarda una estrecha relación con el miedo a morir, que hace que a veces alejemos esos pensamientos de nuestra cabeza. Este efecto recibe el nombre de tanatofobia cuando la ansiedad escapa de la normalidad, afectando a nuestra vida en forma de ataques de pánico. Unos síntomas que pueden aparecer tras haber vivido una experiencia traumática o si alguien nos ha transmitido esa sensación que ahora hemos hecho nuestra.
Y es que pensar en la muerte o tener cierto temor ante esta es algo completamente normal. El problema viene cuando ese miedo se vuelve tan intenso al vaticinar el momento del fallecimiento o los momentos previos a este.
“En general, nadie quiere morir, pero eso es algo natural. Todos tenemos que afrontar la muerte. El problema es que algunas personas se obsesionan con la idea de que van a morir, tienen una existencia muy desgraciada y desarrollan un trastorno mental”, recuerdan desde la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (@ansiedadyestres).
En los casos más graves, como hemos comentado anteriormente, nos convertiríamos en una persona tanatofóbica si somos incapaces de superar ese miedo a la muerte y no encontramos las estrategias suficientes para poder afrontarlo. Es entonces cuando ese problema psicológico viene acompañado de una serie de señales físicas, como dificultades respiratorias, latidos acelerados, náuseas, falta de apetito y un abandono total a los pensamientos negativos. Un juicio erróneo por el que creemos que tenemos algo grave y que vamos a morir de forma inmediata.
Ante estos casos, los expertos abogan por tratar el tema de la muerte de forma natural y sin esconder esa realidad inevitable para todos. Las terapias que se llevan a cabo en estos casos vienen acompañadas de hábitos de relajación, así como de un adecuado tratamiento farmacológico si fuese necesario.