Mariola Báez
Avances
El test de olfacción: ¿nueva herramienta para la detección del deterioro cognitivo?
Distintos estudios señalan la relación entre la pérdida de olfato y distintas enfermedades
Normalmente, no prestamos demasiada atención a nuestro olfato, pero la disminución en la capacidad de captar los distintos aromas podría ser un síntoma indicativo a la hora de diagnosticar déficits cognitivos asociados a enfermedades neurodegenerativas.
Así lo señalan distintos estudios a los que hace referencia la Fundación Alzheimer España (@AlzheimerEsp), que señala que una prueba de olfacción podría convertirse en una valiosa herramienta de detección precoz, siendo además un test sencillo de realizar y que no implica grandes costes económicos.
Todos sabemos que, en muchos casos, un aroma determinado nos recuerda a algo muy concreto. Nos traslada a nuestra infancia, a nuestra casa de campo o de playa, o incluso nos viene a la cabeza una persona al oler su perfume (también hay olores que nos pueden traer malos recuerdos). Por eso, no es de extrañar que exista una estrecha relación entre el olfato y la memoria y que un test, capaz de detectar esa disminución o pérdida del olfato, pueda convertirse en un biomarcador que señale posibles enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la demencia con Cuerpos de Lewy.
Cómo se realiza un test de olfacción
Tal y como señala la Fundación Centro Investigación de Enfermedades Neurológicas (@FUN_CIEN), la pérdida repentina del olfato puede ser la primera señal indicativa de dolencias neurodegenerativas y debería considerarse un aviso sobre la necesidad de poner en marcha la realización de otras pruebas diagnósticas. Hace unos años, la fundación, en colaboración con la Universidad Rey Juan Carlos (@urjc), logró desarrollar un olfatómetro, un aparato específico capaz de proporcionar imágenes de la actividad cerebral de una persona mientras percibe olores determinados. Poder comprobar qué áreas del cerebro se activan (o no) ante un aroma, abre nuevas vías para poder continuar las investigaciones en este campo.
A nivel internacional, también son muchas las investigaciones y ensayos clínicos que ahondan en la relación entre el olfato y el deterioro cognitivo, a los que ha contribuido de manera notable el científico estadounidense Richard Axel, Premio Nobel de Medicina en 2004 (@NobelPrize).
La pérdida parcial o total de este sentido, íntimamente ligado al gusto, podría ser un aviso de algún tipo de degeneración en un área de nuestro cerebro, por lo que confirmar estos indicios supondría un avance en la detección precoz de algunas de las enfermedades más graves y extendidas del siglo XXI.