Mariola Báez
Avances
Descubre los últimos avances en trombectomía para frenar los efectos de un ictus
El Intituto Vall d’Hebron estudia un nuevo sistema para el tratamiento del ictus isquémico
Salvar vidas y reducir las graves secuelas que un ictus puede llegar a provocar son los objetivos que persiguen los numerosos programas de investigación que actualmente se llevan a cabo a nivel nacional e internacional.
Según datos de la Sociedad Española de Neurología (@seneurologia), cada año entre 110.000 y 120.000 personas sufren un ictus en nuestro país. De todas ellas, aproximadamente el 50% fallece o queda con importantes lesiones discapacitantes. Como explican los expertos, tener claros los factores de riesgo, poner en práctica medidas preventivas que logren evitarlos y saber reconocer los primeros síntomas para poder actuar con rapidez son las tres premisas esenciales para reducir estas cifras. Además, los avances médicos, que puedan dar respuesta inmediata a un accidente cerebrovascular, son también piezas clave a la hora de vencer al ictus minimizando sus consecuencias.
¿Qué es una trombectomía?
Básicamente, una trombectomía es una técnica quirúrgica que consiste en extirpar y extraer un trombo que se ha quedado alojado en el interior de un vaso sanguíneo.
El ictus se produce porque alguna de las arterias cerebrales presenta un determinado grado de obstrucción, que hace que el flujo sanguíneo no llegue en la cantidad necesaria y no aporte el suficiente oxígeno. La causa puede estar en un estrechamiento o estenosis, producido por acumulaciones de grasas como el colesterol, pero también puede tratarse de la obstrucción que origina un trombo, quizás por una patología cardioembólica. En cualquier caso, extraerlo lo antes posible para restablecer el flujo sanguíneo es uno de los tratamientos básicos que está demostrando mayor eficacia.
La oclusión de la arteria por un coágulo sanguíneo es la causa más frecuente del ictus isquémico. La Fundación del Cerebro (@fundcerebro) explica que, cuando esto sucede, se suele recurrir a tratamientos farmacológicos que ayuden a disolver ese trombo, de manera que el flujo sanguíneo se restablezca cuanto antes, pero no siempre es posible. Si por cualquier motivo, por ejemplo porque el coágulo es de gran tamaño, ese tratamiento no es el idóneo, una trombectomía mecánica, realizada por un especialista, puede convertirse en la vía más efectiva para salvar vidas y reducir los efectos del ictus.
El nuevo estudio
Hasta hace unas décadas se creía que para que la trombectomía diese buenos resultados, debía realizarse como máximo dentro de las seis primeras horas tras sufrir el accidente cerebrovascular. Novedosos ensayos han demostrado que esta técnica quirúrgica puede resultar efectiva en un periodo de tiempo más amplio, incluso trascurridas 24 horas tras los primeros síntomas de ictus isquémico.
Ahora, el Vall d’Hebron Institut de Recerca (@VHIR) y la empresa Anaconda Biomed (@anaconda_biomed) dan un paso más y han puesto en marcha un estudio para probar las ventajas de un nuevo sistema de trombectomía de última generación, especialmente pensado para mejorar la eficacia en aquellos casos en los que la causa del ictus isquémico es la oclusión de un gran vaso cerebral. Son las situaciones más graves y las que más secuelas pueden llegar a provocar. Se calcula que se dan en un 30% de todas las posibles situaciones.
La principal diferencia del nuevo equipo, cuya eficiacia se pretende confirmar, radica en su catéter de aspiración en forma de embudo que, una vez introducido en la arteria, puede desplegarse y adaptarse perfectamente a cualquier diámetro de hasta 5mm. El Doctor Marc Ribó, neurólogo de la Unidad de Ictus Vall d’Hebron y cofundador de Anaconda Biomed, ha explicado que este mecanismo ha sido diseñado para poder detener el flujo sanguíneo temporalmente y poder extraer el trombo sin fragmentarlo, lo que supone una gran ventaja frente a los sistemas utilizados hasta ahora.
Éste estudio multicéntrico, en el que está previsto que participen unos 125 pacientes, servirá para confirmar los buenos resultados obtenidos en pruebas y ensayos preliminares, evaluando además la eficacia del nuevo sistema y su nivel de seguridad.
Frenar las consecuencias y favorecer la recuperación
Además de las necesarias medidas de prevención, actuar con rapidez frente al ictus es esencial para evitar graves lesiones cerebrales. En este sentido, cualquier nuevo sistema que haga posible restablecer el flujo sanguíneo lo antes posible, retirando un coágulo que está impidiendo que la sangre fluya correctamente, es un gran avance.
Disminuir los tiempos de respuesta en la atención que debe recibir una persona que ha sufrido un accidente cerebrovacular es otra de las prioridades que plantea la Stroke Aliance for Europe (@StrokeEurope). Esta propone, de cara al 2030, reducir el tiempo medio de espera para el inicio de un tratamiento de trombólisis intravenosa (medicamentos para diluir el trombo) a un máximo de 120 minutos y rebajarlo hasta los 200 minutos si lo que se requiere es un tratamiento endovascular como sería la trombectomía.
Si el nuevo ensayo que se inicia demuestra su eficacia, podríamos estar más cerca de estos objetivos, pudiendo reducir así las posibles consecuencias que implica un ictus para la salud y la calidad de vida de quien lo padece.