Con la edad se puede llegar a necesitar de alguna ayuda dinámica que dé seguridad y estabilidad a la hora de caminar. Ocurre lo mismo después de una lesión o una cirugía en las extremidades inferiores que haya requerido de un periodo largo de reposo. A veces la ayuda de unas muletas o de un bastón es suficiente, pero en ocasiones será necesario un caminador para que ofrezca un mayor soporte y estabilidad.
Existen diferentes tipos de andadores o caminadores: con dos o cuatro ruedas, sin ellas, con frenos, otros disponen de una cesta para transportar cosas, un asiento para poder descansar… Lo importante que es sea suficientemente ligero para sostenerlo y que se pueda plegar para trasportarlo con facilidad. El especialista, el médico de cabecera, el fisioterapeuta o el traumatólogo serán quienes podrán aconsejarte sobre qué ayuda es la más indicada.
Saber manejarlo correctamente es fundamental para evitar tropiezos y caídas y poder desenvolverse con comodidad.
Primeras consideraciones
A la hora de empezar a caminar, si el caminador tiene ruedas bastará con empujarlo para que vaya avanzando. Si no dispone de ruedas será necesario levantarlo y ponerlo justo delante, apoyado en sus cuatro patas antes de descansar el peso sobre él. Ha de estar ajustado a la estatura correcta, los mangos al nivel de las caderas y los codos hay que llevarlos ligeramente flexionados. Al avanzar hay que mirar hacia adelante, no hacia los pies.
Al caminar
Empuja o levanta el caminador unos centímetros o lo que dé el largo del brazo.
- Apoya las cuatro patas o ruedas en el suelo antes de descargar el peso sobre él
- Es el momento de dar el primer paso, para ello avanza la pierna más débil hacia delante y después la más fuerte, poniéndola por delante de la débil.
- Ir avanzando poco a poco, manteniendo una postura erguida.
Para ponerse en pie
- Si se está sentado y hay que levantarse, pon el caminador delante con el lado abierto frente a ti.
- Hay que tener cuidado de que las cuatro patas o ruedas estén bien asentadas en el suelo.
- Reclínate hacia adelante y usa los brazos para no abalanzarte sobre el caminador. No hay que inclinar el caminador y si la silla tiene apoyabrazos, puedes usarlos para ayudarte.
- Sujeta los mangos del caminador y dar un pequeño paso hacia delante para erguirte.
- Antes de empezar a caminar hay que adoptar una buena postura y hacerlo sin prisa.
Al sentarse
- Retrocede hacia la silla o la cama hasta tocar con la parte trasera de las piernas.
- Verifica que las cuatro patas están bien asentadas.
- Estira la mano hacia atrás para sujetarte en el apoyabrazos de la silla, en la cama o en la barandilla. Primero una mano y después la otra.
- Reclínate hacia el frente y mueve la pierna más débil hacia adelante
- Finalmente, hay que sentarse lentamente y deslizarse hacia atrás hasta quedar en la posición correcta.
Subir o bajar un escalón
- Coloca el caminador sobre el peldaño frente a ti, si hay que subir. Abajo si hay que bajar.
- Como siempre verifica que las cuatro patas están bien asentadas en el suelo
-
Para subir, lo primero será dar un paso con la pierna más fuerte, vuelca el peso sobre el caminador y sube la pierna más débil. Para bajar, primero da un paso con la pierna débil, vuelca el peso sobre el caminador y baja la pierna fuerte al lado de la débil.
Recomendaciones
- Deja espacio entre el cuerpo y el caminador y mantén los dedos del pie dentro del caminador. Dar pasos muy cerca de la parte frontal del caminador puede hacer perder el equilibrio.
- Adecúa la casa para evitar tropezones, retira las alfombras u otros obstáculos.
- Utiliza zapatos o zapatillas con suelas de goma o antideslizantes. Evita los tacones y las suelas de cuero.
- Revisa las patas del caminador y reemplaza los topes si están demasiado gastados.
- Procura mantener las manos libres de objetos. Para ello acopla un pequeño cesto o una bolsita para depositar en ella las cosas.
- Evita usar escaleras mecánicas.
- Y sobre todo, si necesitas ayuda pídela.