¿Realmente son beneficiosos los humidificadores de aire?

Son muchas las personas que miran este curioso aparato con cierto recelo, dudando de su auténtica utilidad y sus funciones principales. Sin embargo, los humidificadores de aire cumplen con un cometido muy concreto: mejorar la humedad del aire que respiramos en un entorno cerrado.

Este atributo puede resultar de gran ayuda para aquellas personas que padecen problemas respiratorios o alergias e incluso roncan con intensidad durante las noches, ya que despejan y lubrican las fosas nasales. A pesar de todas estas cualidades, algunos usuarios todavía no terminan de creer en su rendimiento. ¿Son los humidificadores de aire tan útiles como parecen?

Muy útil, en casos concretos

Tal y como acabamos de ver, los humidificadores de aire combaten los ambientes secos propios de las estaciones más frías o el uso de la calefacción. Es cierto que su uso proporciona un confort térmico y ayuda a hidratar la mucosa nasal, así como la piel y los ojos. Además, según los expertos, reducen el riesgo de aparición de infecciones respiratorias, poniendo en jaque la supervivencia de las bacterias y los virus que pueden habitar en el entorno.

No obstante, debido a estas propiedades tan específicas, solo debes recurrir a ellos cuando sea necesario, es decir, si tienes un catarro o sufres alguna enfermedad que requiera la eliminación de la mucosa y la congestión nasal. Incluso cuando la humedad relativa del aire esté por debajo del 40%, la cual se mide con un higrómetro.

Por lo tanto, no es recomendable tener el humidificador encendido todo el día, especialmente si no se cumplen los requisitos que acabamos de enumerar, pues puedes provocar otro cuadro de síntomas o precipitar una crisis respiratoria si sueles tener ataques de asma o alguna dolencia pulmonar respiratoria. Además, son muchos los cuidados que debes cumplir para que el uso del humidificador sea 100% satisfactorio. ¿Cuáles son?

Precauciones en el uso de humidificadores

Tal y como alertan los expertos, es fundamental limpiar el aparato cada pocos días. Una mala higiene puede provocar el efecto contrario al deseado: fomentar la propagación de hongos y ácaros por toda la casa a través del aire. Asimismo, una inhalación continuada de estos microorganismo puede provocar enfermedades respiratorias, sobre todo entre los más pequeños. Dentro de este proceso se incluye el uso de agua destilada, el cambio de los filtros o un secado en profundidad, entre otras pautas. Para no correr riesgos, lee detenidamente las instrucciones del fabricante en cuanto a la limpieza del aparato.