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El uso del cigarrillo electrónico no sirve para dejar de fumar, de hecho, la mayoría de quienes lo utilizan con este fin acaban consumiendo ambos productos. Así lo refleja el informe sobre vapeo, pipas de agua y salud elaborado por el experto del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) y del Grupo de Abordaje del Tabaquismo de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, el doctor Rodrigo Córdoba García, junto al Instituto #SaludsinBulos, el cual desmonta algunos de los mitos más comunes sobre los cigarrillos electrónicos, o e-cigs, y las pipas de agua.
En concreto, el informe señala que el consumo de cigarrillos electrónicos y de tabaco tradicional no reduce el consumo de este último, es más, aumenta el riesgo de enfermedades respiratorias, sobre todo en adultos jóvenes. En concreto, en este colectivo triplica el riesgo de traspaso al tabaco tradicional con el uso de cigarrillos electrónicos, siendo de 6,3 veces más las probabilidades de ser fumadores y 5,7 de volverse adictos al cigarrillo electrónico, según algunos estudios.
En este sentido, el doctor Córdoba asegura que "el vapeo conduce a una dependencia permanente de la nicotina y, en algunos casos, los e-cigs son más adictivos que los propios cigarrillos".
El riesgo de sufrir diferentes patologías, como cardiovasculares, metabólicas, respiratorias y de la cavidad oral, es un 30% mayor si se consumen cigarrillos electrónicos junto al tabaco tradicional. Asimismo, el informe advierte que "no sabemos los efectos cancerígenos a largo plazo y dentro de 15 años será demasiado tarde para volver atrás".
Fomenta el tabaquismo, afecta el rendimiento físico y perjudica a los no fumadores
A diferencia de lo que se cree, el vapeo no es preferible al cigarrillo tradicional, es más, "están fomentando el tabaquismo", destaca Carlos Mateos, coordinador del Instituto #SaludsinBulos.
Los cigarrillos electrónicos tampoco son mejores para preservar el rendimiento físico, sino que la nicotina y las sustancias que contienen pueden afectar la función cardiovascular y pulmonar, provocando una reducción en el rendimiento físico y la resistencia.
Por otro lado, aunque los cigarrillos electrónicos contienen picos de partículas y tóxicos menores a los del tabaco tradicional, las concentraciones que alcanzan son de entre 500 y 800 microgramos por metro cúbico, "inaceptables en un espacio interior", señala el informe, que indica que el aerosol de los cigarrillos electrónicos multiplican entre 50 y 80 veces los límites de contaminación por PM 2.5 en el aire, situado en torno a 10 mcg/m.
Las pipas de agua también suponen un riesgo
El uso de las pipas de agua ha crecido en los últimos años en España. Uno de cada cinco jóvenes consume cachimbas o shishas de forma bastante frecuente y el 20% de los jóvenes lo hace diario, mientras que el 35% enciende al menos una de forma semanal, según un reciente estudio.
En este sentido, el informe, que también desmiente algunos mitos relacionados con las pipas de agua, señala que igualmente suponen un riesgo para la salud. Se debe a que el humo contiene altos niveles de monóxido de carbono y genera hidrocarburos aromáticos policíclicos carcinógenos. Del mismo modo, su uso genera efectos nocivos para el sistema respiratorio, el sistema cardiovascular, la cavidad bucal y la dentadura.
El humo que genera su consumo provoca asimismo una alta concentración de pequeñas partículas (PM 2.5) que contaminan el aire, sobrepasando las normas internacionales en calidad del aire.
Cabe destacar, tal y como señala el informe, que "una pipa de agua contiene 2,5 veces más nicotina que un cigarrillo convencional", por lo que, en realidad, "no es más que otra forma de consumir tabaco y hacerse adicto a la nicotina con el tiempo", concluye el doctor Córdoba.