Victoria Herrero
Salud
Conoce todo sobre la ciguatera: la intoxicación por consumir pescado contaminado
El jurel o la dorada pueden tener estas toxinas, que proceden de su alimentación con microalgas
Igual el nombre te resulta desconocido, pero hoy sabemos un poco más sobre la ciguatera, una intoxicación que tiene su origen en el consumo de pescado contaminado. Precisamente, estas piezas no aptas para la alimentación presentan unas toxinas llamadas ciguatoxinas, como consecuencia de la ingesta de microalgas por parte de estas especies marinas que viven en aguas tropicales y subtropicales.
En este caso, los peces más pequeños son los que se intoxican con esas bacterias y luego son devorados por otros pescados de mayor tamaño que llegan a nuestros mercados. Es así como esas microalgas pasan a formar parte de nuestra cadena alimentaria. Pero lo peor de todo es que estas ciguatoxinas no afectan a la apariencia de los peces, por lo que resulta complicado detectarlas.
Una bacteria de lo más resistente
Como explica la doctora en farmacia y nutricionista, Marián García (@boticariagarcia), esta patología, que considera un "problema de salud pública", se ha catalogado de endémica durante muchos años en países de la zona del Océano Pacífico, Índico y el Caribe. A su juicio, el hecho de que haya llegado a aguas más frías es consecuencia de los efectos del cambio climático.
Algo en lo que están de acuerdo desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (@sanidadgob). "Los casos europeos de esta enfermedad han crecido un 60% en los últimos 10 años", explican sus responsables al tiempo que ponen el foco en otra causa: el aumento de las importaciones de productos de esas naciones.
Da igual que ese pescado lo cocinemos o congelemos, como ocurre en el caso del anisakis, estas bacterias siguen presentes hasta el mismo momento en el que consumimos estos pescados, sobre todo en jureles, meros o doradas.
Es entonces cuando empiezan los primeros síntomas de este malestar que se manifiesta en forma de dolor abdominal, vómitos o diarrea. En los casos más graves, incluso se han observado fallos musculares, picor en la piel, descenso del ritmo normal del corazón o problemas de carácter neurológico. En este último caso y sin el tratamiento adecuado, dichos síntomas pueden confundirse con los de la esclerosis múltiple.
Una vez diagnosticada esta intoxicación alimentaria, la pauta del tratamiento para acabar con ella es la administración de medicamentos por vía parenteral. Al mismo tiempo, es importante controlar que ese paciente no se deshidrate debido a la diarrea y los vómitos que sufre. Pero antes de que esto ocurra, la doctora García recomienda seguir algunas pautas de prevención como son no consumir pescados de mayor tamaño o evitar las partes del pez donde se acumule esa toxina (hígado, huevos, pieles y cabeza).