Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLa sociedad de hoy exige que la imagen de la persona sea lo más agradable posible, no sólo para las relaciones amistosas, sino también para las relaciones sociales y laborales. En este sentido, el mal aliento puede suponer un problema. Según el Instituto del Mal Aliento la conciencia de padecer mal aliento tiene consecuencias psicológicas, con manifestaciones de comportamiento visibles tales como cubrirse la boca al hablar, mantener una distancia interpersonal mayor de lo normal o evitar las relaciones sociales.
Halitosises el término general que se utiliza para describir un aliento desagradable que se emite por la boca, independientemente de que el olor desagradable provenga de fuentes orales o no, como las vías respiratorias o digestivas, y es un problema que puede padecer prácticamente cualquier persona, tal y como indica la Socieda Española de Periodoncia y Osteointegración (@SEPAperiodoncia). La presencia de mal aliento es un indicador de una actividad bacteriana anormal o de un mecanismo fisiológico alterado.Y la detección e identificación de su origen pueden ser importantes en el diagnóstico precoz de algunas enfermedades. Por ejemplo, una periodontitis no tratada puede suponer la pérdida prematura de los dientes.
La mayor parte de las halitosis tienen su origen en factores bucales, por la emisión de compuestos volátiles sulfurosos provenientes de las bacterias, que son las responsables del mal olor. También influyen factores como la disminución del flujo salival, la impactación de alimentos entre los dientes y la dieta que seguimos. Los cambios alcalinos en su pH salival y la reducción de la de oxígeno dan lugar a la emisión de gases responsables del mal aliento. De igual manera ocurre durante el sueño, cuando el flujo de las glándulas salivales es mínimo, favorece el estancamiento y la puesta en marcha de los mecanismos de putrefacción.
El tratamiento de la halitosis irá dirigido a controlar o disminuir el número de bacterias productoras del mal olor, presentes en el dorso posterior de la lengua y en el surco o bolsa periodontal y, a su vez, a disminuir la volatilización de los productos malolientes. Entre los agentes que han demostrado eficacia clínica se encuentran el cloruro de cetilpiridinio, zinc y colutorios que combinan diferentes agentes.
Aproximadamente en el 90% de los casos de halitosis genuina, el origen del mal olor está en la boca. De estos, alrededor del 60% de los casos se asocian con algún tipo de patología periodontal (gingivitis en un 30% y periodontitis en otro 30%). Por ello, el papel de los profesionales del área odontológica es clave en el control y el tratamiento.
En el caso de la halitosis fisiológica, el tratamiento incluirá la realización de una limpieza y pulido profesional.
Una rutina de higiene oral, incluyendo el cepillado, la limpieza interdental con seda dental o cepillos interproximales, según las necesidades de cada persona, y limpieza lingual suave dos veces al día (mañana y noche) para alcanzar la zona posterior de la lengua es imprescindible. Por último, el uso de un colutorio específico, en forma de gargantismo para alcanzar la parte posterior de la lengua, dos veces al día, por la mañana y por la noche. En el caso de que halitosis sea patológica, deben corregirse todas las patologías orales presentes: caries abiertas, prótesis fijas y obturaciones sobrecontorneadas, gingivitis (limpieza y pulido dental profesional) y periodontitis mediante un raspado y alisado radicular.