¿Cómo funciona la Viagra y quién la puede tomar?

Desde su invención en 1998, la Viagra ha ayudado a más de 30 millones de hombres en más de 120 países. Y eso que su origen fue pura casualidad, pues lo que en realidad buscaban los Laboratorios Pfizer era desarrollar un medicamento que controlara los síntomas de la angina de pecho. ¿El resultado? Unos beneficios financieros que en apenas unos años alcanzaron los 2.000 millones de dólares. Pero, ¿cómo funciona realmente este fármaco “milagroso”?

Una solución a la disfunción eréctil

Como bien es sabido, la Viagra, cuyo nombre científico es Sildenafil, se emplea para tratar la disfunción eréctil, que es cuando el hombre tiene dificultad para lograr una erección o para mantenerla lo suficiente como para tener relaciones sexuales. Este problema físico, que padecen millones de hombres en todo el mundo, se produce cuando no hay suficiente flujo de sangre en el pene y puede estar causado por una afección médica, como cardiopatías, colesterol elevado, depresión u obesidad; el consumo de ciertos medicamentos o una lesión en la zona.

Aunque esta dolencia genera cierto rechazo social, numerosos estudios han demostrado que aproximadamente el 50% de los hombres mayores de 40 años han experimentado alguna vez disfunción eréctil, de ahí el éxito de la Viagra. Tal y como acabamos de ver, esta funciona aumentando el flujo de sangre hacia el pene asegurando la producción de óxido nítrico, que es uno de los vasodilatadores naturales más potentes. Un efecto que tarda en hacerse visible entre 30 y 60 minutos después de haber tomado la dosis.

Sin embargo, los resultados individuales pueden variar y solo funciona si el individuo en cuestión está estimulado sexualmente. “¿Y luego de las relaciones sexuales? La erección debería desaparecer. En el caso, poco frecuente, de que tenga una erección que dure más de 4 horas, busque asistencia médica de inmediato para evitar lesiones a largo plazo”, alertan desde el portal oficial del producto.

¿En qué pacientes está indicada?

Antes de conocer cualquier información, es importante que acudas a tu médico de cabecera para que te recomiende el mejor tratamiento en tu caso y te advierta de las precauciones que conlleva este medicamento. Pues, en algunos casos, puede provocar graves efectos secundarios como una erección prolongada, la pérdida repentina de la visión o la audición, dolor de cabeza, malestar estomacal, congestión y secreción nasal, mareos o dolor muscular, entre otros.

Sin olvidar la interacción con otras sustancias. Por ejemplo, la Viagra no debe tomarse si ya consumes fármacos denominados “nitratos”, “poppers” o estimuladores de la guanilato ciclasa. Y, por supuesto, si eres alérgico al sildenafil.

Por otro lado, aunque su uso prioritario sea solucionar temporalmente la disfunción eréctil, algunos médicos aconsejan la Viagra para tratar la hipertensión arterial pulmonar, una enfermedad rara que alivia sus síntomas al dilatar la arteria del pulmón para permitir la entrada de sangre. Otro dato importante para evitar males indeseados es la dosis, que debe situarse en los 50 miligramos al día y, si no hay respuesta, ampliarlo a los 100 miligramos. También se aconseja bajar a 25 miligramos si los resultados son rápidos y satisfactorios. No obstante, antes lee detenidamente el prospecto y consulta con tu médico todos los pormenores.