Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorSegún la Encuesta de Salud Oral realizada en el año 2020 en España, el 95% de la población adulta española tiene caries. Actualmente, el número de caries radiculares está en 0,78 caries por persona, afectando al 34% de la población de 65-74 años. Por tipo de caries, las que se localizan en la raíz aumentarán en la población de entre 65 y 75 años, mientras que las que se localizan en la corona de los dientes se mantenien o incluso disminuirán las cifras actuales de 17 caries por habitante, en los adultos de 65-74 años.
Hablamos de caries como una erosión del esmalte de los dientes producido por bacterias, pero ¿cómo se forma? La caries es una enfermedad infecciosa de carácter multifactorial que se caracteriza por la destrucción de los tejidos duros del diente como consecuencia de ácidos producidos por la placa bacteriana.
La placa bacteriana, es una estructura que está compuesta, en un 85-80%, por una mezcla de proteínas, sales minerales, polisacáridos que provienen de la dieta y, en un 15-20% por bacterias. Se forma continuamente en la cavidad oral y se adhiere a los dientes, lengua, y mucosas, siendo responsable del desarrollo de la caries y de las enfermedades de las encías, así como del mal aliento.
Existe una predisposición a la caries por factores hereditarios, factores endocrinos, anomalías estructurales de los dientes, como surcos y fisuras, o el tipo de saliva de cada persona. Y varios estudios confirman que los antecedentes de caries en los dientes de leche son el mejor indicador de caries en dientes permanentes.
Al comer, los alimentos azucarados que quedan en la boca y las bacterias se nutren de los azúcares generando ácidos que provocan la disminución del pH de la cavidad bucal y atacan la estructura mineral del esmalte. Este ataque se neutraliza por el efecto de la saliva, pero si es repetitivo, la saliva no puede recuperar el equilibrio y se produce la desmineralización del diente.
La primera señal de caries es una mancha blanca en el esmalte. En esta primera fase, el flúor inhibe la desmineralización y tiene un efecto remineralizante sobre el esmalte dental, fortaleciendo a los dientes y haciéndolos menos solubles a los ácidos.
Pero, tal y como indica la Fundación Dental Española si la caries sigue avanzando puede perforar el diente y seguir destruyendo el resto de la estructura. Si la caries ha llegado a afectar la dentina, el tratamiento consiste en eliminar el tejido enfermo y colocar un empaste. Y si la caries es más profunda y afecta a la pulpa, se realizará una endodoncia, eliminando el nervio y limpiando el tejido afectado, por lo que posteriormente será necesaria una reconstrucción del diente. En los casos más graves, si la infección ha llegado al hueso, es probable que se pueda llegar a producir la pérdida del diente.
Sentir molestias o dolor es el síntoma más conocido de caries, pero la rotura de un diente, el mal sabor de boca, la sensibilidad dental, un cambio de color del diente, un absceso dental o la aparición de agujeros en los dientes son signos que no debemos dejar pasar y acudir al dentista rápidamente para que evalúe la causa.
Sin embargo, en nuestra mano está mantener unos hábitos adecuados de higiene bucal como cepillarse los dientes tras cada comida, con una técnica de cepillado correcta, y realizar la higiene interdental con hilo dental, cepillos interproximales o colutorios, según las necesidades de cada persona.
No hay que olvidarse tampoco de mantener una dieta equilibrada y sana, evitando la ingesta continuada de alimentos o bebidas con un contenido muy elevado en azúcares. Así como realizar visitas periódicas al odontólogo, como mínimo una vez al año, para una limpieza bucal profesional y una revisión.
Estas semanas, el hecho de llevar durante varias horas la mascarilla no debe suponer el abandono de la higiene bucodental. “Tenemos que recordar que la mucosa oral es una de las vías de entrada del coronavirus. Mantener la boca sana es primordial”, recuerda el Dr. Óscar Castro Reino, presidente del Consejo General de Dentistas. Además, ahora más que nunca es imprescindible cuidar el cepillo dental, lavarnos bien las manos antes y después usarlo, limpiarlo, enjuagarlo y secarlo, mantenerlo protegido en su capuchón, no compartirlo nunca y no almacenarlo junto a otros cepillos sino independientemente.