Los lunares son pequeños crecimientos cutáneos, generalmente oscuros, que se desarrollan a partir de las células productoras de pigmento de la piel. Los lunares varían en tamaño y pueden ser puntos pequeños o llegar a medir más de 2,5 cm de diámetro, aunque general miden menos de 1 centímetros y suelen ser menores de 6mm, explica el Manual MSD.
Aunque la mayoría de los lunares son benignos, es importante aprender cuáles son las señales de alerta para acudir al médico. Y es que algunos pueden convertirse en lunares malignos o melanomas.
Cómo detectar un lunar maligno
Los lunares normales tienen un color uniforme y son simétricos, además de tener una serie de características macro y microscópicas que confirman su benignidad. Precisamente en esto hay que fijarse para detectar anomalías y la regla más sencilla y fácil de recordar es la conocida como la del ABCDE.
- A de asimetría. Los lunares con forma irregular son aquellos cuyas dos mitades tienen un aspecto muy diferente.
- B de borde irregular, cortes u ondas son indicativo de melanoma.
- C de cambio de color. Los lunares con muchos colores o una distribución desigual de los mismos, también son indicativo de que el lunar no es benigno.
- D de diámetro. Concretamente, aquellos que tengan más de 6mm de diámetro.
- E de evolución. Si con el tiempo el lunar cambia de tamaño, color o forma, e incluso empieza a picar o sangrar, son también señales.
Además de esta regla, los expertos también explican que existe otra regla conocida como 'Patito feo', que hace referencia a aquel lunar que es distinto al resto.
Causas del melanoma
Las personas más propensas a desarrollar un melanoma son aquellas que tienen antecedentes familiares de cáncer de piel, son muy blancos o pelirrojos, tienen muchos lunares, han tenido quemaduras solares en la infancia, tienen lunares oscuros desde el nacimiento, han tomado muchos rayos UVA y tienen los ojos claros.