Ignacio Casanueva
Ignacio Casanueva es redactor especializado en temas de tecnología y salud.
… saber más sobre el autorUn corte, una quemadura, una operación quirúrgica… todas estas acciones tendrán una consecuencia en común: una cicatriz. Esta será el resultado de todo un proceso de cicatrización con el cual nuestro organismo se pone en marcha para cerrar la herida y reparar la piel. De esta forma busca que los tejidos no queden al descubierto y expuestos a patógenos externos que puedan causar más daño.
La cicatrización es un proceso complejo de nuestro cuerpo que requiere de varias fases para conseguir remediar la herida. Son estas:
El proceso de cicatrización empieza justo tras el corte. En este momento comienza la fase de coagulación. Las plaquetas y hematíes de la sangre comienzan a ir a la zona abierta para ir acumulándose, formando un coágulo, e interrumpir la hemorragia.
Una vez que se frena la salida de sangre comienza la fase inflamatoria. De manera general esta fase suele durar de dos a tres días en los cuales la herida tiende a hincharse, y la piel se muestra enrojecida. Estos días puede causar dolor, mientras nuestro cuerpo destruye los organismos externos que hayan podido entrar en él.
Después de estos días, empieza la fase proliferativa. En ella aumenta la producción de colágeno mientras va desapareciendo la inflamación. Podemos reconocer esta fase ya que la piel comienza a tener su color anterior y la zona de la herida se comienza a mimetizar con la que le rodea. En esta mimetización comienzan a endurecerse los bordes y comienza a aparecer la famosa costra.
En la última fase, de maduración, la costra se cae dejando paso a una piel más clara y lisa.
Dependiendo de la herida, la zona puede volver a su estado anterior, aunque no exactamente igual. En cambio, otras, dejarán una marca, la llamada cicatriz. Para algunas personas tener un recuerdo de por vida puede resultar molesto, por lo que siempre podremos ayudar a nuestro cuerpo en su lucha por regenerarse.
Uno de los principales consejos de los profesionales es la limpieza. Mantener la zona limpia nos ayudará a evitar infecciones, de modo que el agua y el jabón serán nuestros mejores aliados. Secándolo con una gasa y aplicando antiséptico conseguiremos mantener la herida totalmente limpia. No obstante, lo más recomendable es dejarla al aire para acelerar la cicatrización.
No solamente durante este proceso de cicatrización, sino de forma general, hay que evitar el tabaco. Entre los perjuicios que ocasiona en este asunto favorece la deshidratación y la sequedad de la piel, provocando que ésta sea más fina, quebradiza y reseca.
Por último, otra de las formas con las cuales evitaremos esta marca en nuestra piel: tomar el sol. Exponer la zona al sol sin la protección adecuada conduce a una hiperpigmentación de la zona, que acaba siendo más oscura que la piel circundante.