Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorLa Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos de Madrid realizó un estudio mediante entrevistas telefónicas a 3.026 españoles mayores de 18 años, que reveló que los españoles duermen una media de entre siete y ocho horas, y casi el 60% de los encuestados aseguró que nunca hace la siesta y sólo un 16% la hace a diario, más frecuentemente en mayores de 35 años y en regiones como Baleares y Asturias.
Según la Fundación Española del Corazón (@cuidarcorazon) cometen un error, porque ese descanso tras la comida proporciona grandes beneficios a la salud. En los últimos cien años hemos perdido, al menos, dos horas diarias de sueño, por eso, la costumbre de la siesta, puede proporcionar un ritmo de vida más sano. Tal y como ha demostrado la ciencia, la siesta previene las cardiopatías, reduce la tensión arterial, facilita el aprendizaje, aumenta la concentración, estimula la creatividad, mejora los reflejos y el estado de ánimo. Y estos beneficios se multiplican cuando la convertimos en una rutina diaria.
Según la Sociedad Española del Sueño (@Sociedad_SES), las personas mayores pierden la capacidad de conseguir un sueño continuado, lo que provoca que éste se redistribuya a lo largo de las 24 horas del día y sean frecuentes las siestas diurnas. Tanto el exceso como la privación de sueño son perjudiciales para el sistema metabólico, endocrino e inmunológico. Por ello, debemos evitar la siesta si contribuye a una mayor dificultad para dormir por la noche o a un sueño más fragmentado y corto.
Sí que existe la siesta perfecta, pero con ciertos requisitos.
1- La siesta debe ser antes de las 5 de la tarde que no interfiera en el sueño nocturno. Lo más adecuado es hacerla justo después de comer. Los ritmos circadianos sufren una caída precisamente entre las tres y las cinco de la tarde.
2- Es mejor hacerla corta, preferiblemente si nos despertamos a los 20 minutos. Ello significa que hemos descansado bien durante la noche anterior. De forma que no esperamos a despertarnos de forma natura o nos levantaremos con una sensación de cansancio mayor.
3- No es necesario ir a la cama, podemos hacerla en un sofá pero la posición ideal, según los expertos es tumbado, por lo que debes recostarte y preferiblemente poner las piernas en alto.
4- Aunque no es necesaria la oscuridad total, como por la noche, nos beneficiará un entorno con poca luz y ruido para que el cerebro entre en modo sueño. Proporcionar un entorno agradable es lo más adecuado para una siesta reparadora.
5- Si no consigues coger el sueño, puedes aprovechar este espacio de tiempo para relajar el cuerpo y la mente. Lo importante es que sea un momento de desconexión durante la jornada.
Tal y como indica la Clínica del Sueño Estivill (@Dr_Estivill), la siesta es buena y la tenemos que realizar cada día si podemos, pero tiene que ser como complemento de las 8 horas dormidas y hay que recordar que no sustituye el sueño no dormido por la noche.
Los expertos en medicina del sueño afirman que debemos favorecer el contraste noche y día para regula el ciclo de sueño-vigilia, garantizando un adecuado periodo de sueño nocturno. Durante el día, come alimentos ricos en triptófano, un aminoácido que estimula la melatonina, la hormona del sueño (como carne, pescado, frutos secos sin tostar, semillas y legumbres). No tomar café por la tarde y hacer una cena temprana y ligera sin alcohol son algunas consideraciones que nos permitirán dormir mejor por la noche. Además, el deporte es una vacuna contra el insomnio, lo ideal es dividir la actividad a lo largo del día, haciendo entrenamientos cortos y a última hora dedicarnos a estirar el cuerpo y relajarnos.