Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorAnte una situación estresante, los músculos se tensan y se reduce el flujo sanguíneo hacia las zonas tensionadas. Si esta situación se mantiene por mucho tiempo, pueden aparecer nódulos miofasciales o contracturas musculares que pueden ser muy molestas.
Un punto gatillo miofascial es un punto hipersensible en el músculo que se asocia con un nódulo que podemos palpar. Estos nudos son en realidad contracturas musculares que se forman por bandas musculares tensionadas, que no han vuelto a su posición de relajación. De esta forma el músculo esté permanentemente contraído, más tenso, rígido al tacto y su capacidad de movimiento es menor.
Todos nuestros músculos son susceptibles de provocar contracturas, y es habitual que se formen nódulos en el cuello, en la espalda, en los hombros, así como en las piernas y glúteos, que pueden resultar dolorosos o no. Si estos puntos gatillo están activos, nos producen un dolor espontáneo que puede extenderse a otras zonas provocando sensaciones como hormigueo o adormecimiento, si son latentes no producen dolor a no ser que los toquemos.
La contractura puede producirse por un sobre esfuerzo puntual, cuando el músculo está debilitado y no tiene la fuerza necesaria para realizar la actividad, o por posturas repetitivas y forzadas que lo estresan. Un estiramiento brusco o la ansiedad del día a día también pueden derivar en una contractura.
Ante una contractura debemos descansar durante dos o tres días y aplicar durante unos 20 minutos una bolsa de agua caliente o una esterilla sobre la zona ya que éste produce un aumento del flujo sanguíneo, y también nos reconforta. En casa podemos estirar los diferentes grupos musculares; así como realizar masajes suaves sobre la zona tensionada con una pelota. Por ejemplo, si sentimos dolor en las cervicales podemos tumbarnos y colocar una pelota de gomaespuma pequeña en el punto donde se localiza el dolor, presionándolo durante unos segundos.
Pero un músculo que se encuentra fatigado es más propenso a activar puntos gatillo adicionales, por lo que si el dolor nos incapacita para realizar nuestras actividades diarias debemos acudir al médico o al fisioterapeuta.
Los antiinflamatorios logran relajar la musculatura y reducir la contracción, en los casos en los que el dolor es muy acusado, pero deben estar prescritos por el médico. Además, todo proceso que afecte a huesos, músculos o articulaciones es susceptible de ser valorado por un especialista en reumatología, tal y como recuerda la Sociedad Española de Reumatología.
Si recurrimos al fisioterapeuta, existen diversos métodos para deshacer los puntos gatillo como el masaje descontracturante, durante el que el terapeuta realizará una presión sobre el punto para producir una relajación del músculo; o la técnica de la punción seca, que consiste en introducir una aguja en el músculo a través de la piel. Al introducir y retirar la aguja, se produce un espasmo muscular que permite el lavado de sustancias acumuladas en ese punto y asociadas al dolor y la inflamación. Tanto la punción como la presión aumentan el flujo sanguíneo y la oxigenación en el músculo, lo que favorecerá su recuperación.
Lo mejor que podemos hacer ante las contracturas es prevenirlas. Para evitarlas deberemos mejorar nuestra flexibilidad muscular con estiramientos diarios, así como evitar las posturas incorrectas, y evitar la fatiga muscular con entrenamientos físicos adaptados a nuestra condición. Practicar ejercicio físico es una de las mejores formas de prevenir y aliviar las tensiones musculares, ya que se fortalece y se oxigena la musculatura. Pero para trabajar la musculatura y ganar fuerza y resistencia debemos ir aumentando progresivamente la intensidad sin forzar. Seguir un programa de ejercicios indicados por un fisioterapeuta puede prevenir que las contracturas se formen de nuevo.
Una buena postura corporal durante el día también ayuda a prevenir tensiones musculares. Para ello es importante escuchar al propio cuerpo. También podemos aprender a disminuir la tensión muscular realizando ejercicios de relajación en los que trabajaremos con inspiraciones y expiraciones largas y profundas.