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La pandemia por el coronavirus se ha presentado de forma abrupta e inesperada, provocando un formidable desafío sanitario de gestión mundial en las diversas facetas de relación, tanto humana como profesional o medioambiental. En el ámbito de la salud también impacta en las diferentes especialidades médicas, generando incertidumbres y desafíos. En este sentido, son muchas las personas que sufren enfermedades reumáticas a las que les surgen dudas sobre qué repercusión podría tener el COVID-19 en sus dolencias, cómo deben actuar en caso de contagio o si deben continuar con los tratamientos prescritos por sus respectivos especialistas.
Las enfermedades reumáticas son muy prevalentes entre la población y se estima que en España afectan a una de cada cuatro personas mayores de 20 años, según datos de la Fundación Española de Reumatología. Existen más de 200 enfermedades reumáticas diferentes y estas pueden afectar a cualquier rango de edad, desde niños hasta mayores. Son la segunda causa de consulta –tras las infecciones respiratorias agudas– en Atención Primaria y la primera causa de incapacidad. Además, las enfermedades del aparato locomotor son las que más deterioran la calidad de vida de las personas, por encima de las enfermedades de pulmón y corazón.
Las enfermedades musculoesqueléticas afectan a huesos, músculos y articulaciones, así como a los tejidos que los rodean, pudiendo producir dolor, inflamación, rigidez, limitación de movimiento y deformidad. Por otra parte, las enfermedades autoinmunes sistémicas, como el lupus, el síndrome de Sjögren, la esclerodermia o la dermatomiosotis, pueden afectar a cualquier órgano del cuerpo, como los riñones, el pulmón, la piel, el corazón o el cerebro. Estas enfermedades suelen ser crónicas, por lo que precisan de seguimiento por el reumatólogo a lo largo de toda la vida.
¿Un grupo de especial riesgo?
Cada enfermedad tiene su mecanismo o proceso fisiopatológico que provoca sus propias lesiones. Este también existe en las diversas enfermedades reumáticas, lo cual podría hacer pensar que cada enfermedad puede tener una susceptibilidad distinta de padecer la infección por coronavirus. No obstante, tal y como destacan desde el Hospital Universitari General de Catalunya, perteneciente al grupo Quirónsalud (@quironsalud), hasta el momento no se ha detectado un incremento de COVID-19 en los diferentes reumatismos.
Por otra parte, tampoco se ha notificado que los pacientes con enfermedades reumáticas sean un grupo de riesgo a la hora de desarrollar los síntomas más graves que causa la infección ni que tengan una mayor tendencia a la mala evolución, por lo que es importante no dejarse llevar por bulos o informaciones alarmistas.
Los principales factores de riesgo identificados para el coronavirus son la edad, las comorbilidades (diabetes, EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica), insuficiencia renal o cardíaca, la obesidad y las enfermedades debilitantes como, por ejemplo, las oncológicas evolucionadas o cualquiera que interfiera en la respuesta inmunitaria satisfactoria.
¿Qué ocurre con las enfermedades reumatológicas autoinmunes?
Algunas enfermedades reumatológicas son autoinmunes o afectan al sistema inmunológico del paciente, como la artritis reumatoide el lupus o el síndrome de Sjögren. Siempre se ha considerado que las dolencias autoinmunes en las fases evolucionadas son más susceptibles a las infecciones. Pero, como recuerdan desde el Hospital Universitari General de Catalunya, esto no es así en la inmensa mayoría de los pacientes, ya que los controles y los tratamientos han permitido que no se deteriore el sistema inmunológico y, por ende, el organismo.
Así pues, el número reportado de infecciones por COVID-19 en pacientes autoinmunes reumatológicos no es superior a la media, aunque cabe señalar que no se ha diseñado un estudio epidemiológico específico.
En este sentido, las medidas de protección deben ser las mismas que para el resto de la población, es decir, el lavado frecuente y de la forma correcta de las manos, evitar tocarse la cara, toser tapando la boca y la nariz con la cara interna del codo flexionado, utilizar pañuelos desechables y mantener la distancia social recomendada de dos metros.
¿Cómo actuar en caso de contagio?
El protocolo de actuación en caso de presentar síntomas de COVID-19 es el mismo que para cualquier otro paciente. Si tienes fiebre, tos persistente, disnea (dificultad para respirar), malestar general o abatimiento, con o sin diarrea, debes consultar a tu médico de cabecera.
En caso de que la sensación de ahogo, fiebre o deterioro físico sea relevante, debes acudir a tu centro hospitalario, donde se valorará, a través de historia clínica y exploración física, la realización de analítica, radiografía de tórax, test PCR o detección en fosas nasales y/o mucosa orofaringea de presencia del virus. Con estos datos se planificará el tratamiento en casa o en el hospital.
¿Qué riesgos corre el paciente reumático que utiliza fármacos inmunosupresores o biológicos?
Hasta la fecha, insisten desde el centro hospitalario de Quirónsalud, no se ha descrito que estos pacientes sean un grupo riesgo para desarrollar formas graves de la enfermedad causada por el coronavirus. Pero siempre la actuación médica ha de ser prudente y con las máximas precauciones para prevenir el contagio y actuar anticipadamente si este se produce.
Algunos estudios publicados muestran un cierto efecto protector o preventivo de la infección por COVID-19 de algunos de los fármacos que se utilizan en ciertas enfermedades inflamatorias articulares. Los antimaláricos son un ejemplo.
También se dispone de datos teóricos de fármacos que se utilizan en estas enfermedades que modifican favorablemente la respuesta inflamatoria en las formas graves de infección por COVID-19, como son los inhibidores de la IL-6, o IL 1, los jakinibs, la colchicina o los calcineuriticos. El uso de estos fármacos se establece a nivel hospitalario dentro de protocolos consensuados en cada centro. En la actualidad existen diferentes ensayos clínicos en desarrollo para responder al grado de protección de estos medicamentos.
De esta forma, es importante no suspender ningún tratamiento previamente establecido si no es por una justificación detectada por el reumatólogo que valore el caso.
Consejos durante el confinamiento
La Sociedad Española de Reumatología (@SEReumatologia) ha elaborado un decálogo sobre los hábitos de vida saludable que pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes reumáticos en la situación de confinamiento:
1.- Aprovechar el sol en patios, balcones y ventanas. Uno de los efectos del confinamiento es la drástica disminución de exposición al sol, que unido a la deficiencia de vitamina D que existe de base en la población española, puede tener efectos adversos en la salud de las personas y especialmente en los pacientes con enfermedades reumáticas. Por ello es importante aprovechar el sol en patios y balcones, incluso durante los días nublados. En este sentido, es importante tener en cuenta que el vidrio de las ventanas bloquea la radiación UVB, de manera que disminuye aún más el beneficio que aporta la luz solar en la síntesis de vitamina D.
La recomendación general es una exposición diaria al sol de cara, manos y brazos durante 10-15 minutos, si puede ser, evitando que haya un cristal, es decir, con las ventanas abiertas. No obstante, es importante recordar que se debe tener cuidado de no exponerse en exceso al sol por los problemas cutáneos asociados, como el cáncer y el envejecimiento de la piel.
2.- Ingerir alimentos con vitamina D. Si bien es cierto que la fuente principal de vitamina D es la síntesis cutánea a través de la exposición al sol, también lo es que, aunque con mayor dificultad, se pueden adquirir las necesidades diarias de esta vitamina a través de la dieta, incluyendo en ella pescado azul como sardinas, caballa, salmón y atún. Dentro de estos se deberá priorizar los de pequeño tamaño para evitar aquellos que acumulan mercurio.
Asimismo, existen en el mercado alimentos enriquecidos con vitamina D, como son algunos lácteos, margarinas o cereales, que sería recomendable incorporar a la dieta. La yema de huevo, el hígado de ternera o los champiñones son alimentos que también presentan vitamina D, aunque en menor proporción.
3.- Tomar productos con calcio. Para asegurarse una buena salud ósea en adultos es necesario un consumo aproximado de un gramo de calcio al día. En la dieta, los lácteos son la principal fuente de calcio: queso, yogur, leche, etc. Conviene recordar que, dentro de los quesos, los curados tienen mayor contenido en calcio y los lácteos desnatados o semidesnatados tienen la misma proporción de calcio que si son enteros.
Al margen de los lácteos, hay otros alimentos que contribuyen a cubrir las necesidades de calcio al día, como son: las verduras de hoja verde (brócoli, kale, berros o espinacas), los frutos secos (almendras, avellanas o nueces), legumbres (especialmente garbanzos y judías blancas), pescados (sobre todo sardinas en lata con espinas), higos secos, semillas de sésamo y tofu.
4.- Mantener una dieta equilibrada. Además de lo mencionado en los puntos anteriores, es importante tener una ingesta adecuada de proteínas, tanto para la salud ósea como para mantener la masa muscular. Asimismo, se ha demostrado que la dieta mediterránea puede tener un efecto protector por sus propiedades antiinflamatorias, por su capacidad antioxidante, y por su efecto sobre la obesidad y el síndrome metabólico
En general se recomienda una dieta sana, evitando las grasas saturadas y dando prioridad, por ejemplo, al aceite de oliva para cocinar. Así como, incluir frutas y vegetales que contienen vitaminas (especialmente B y K) y minerales esenciales, como el magnesio o el zinc.
5.- Realizar ejercicio físico regularmente. Además de mantener la salud articular y muscular, la práctica de ejercicio físico contribuye al bienestar emocional, ayudando a reducir la ansiedad y mejorando la calidad del sueño.
Sería recomendable realizar entre 20 y 30 minutos diarios de actividad física continuada. Siempre adaptada a las condiciones de cada persona y atendiendo a las limitaciones ocasionadas por la patología reumática, en caso de que las haya. En este sentido, los ejercicios más recomendados son los de estiramiento, isométricos y los de extensión de la columna para fortalecer la parte superior de la espalda. Evitando los ejercicios de alto impacto y los que impliquen flexión y torsión extrema del tronco o cargas excesivas de peso.
Además, especialmente en las personas mayores se recomiendan ejercicios suaves dirigidos a mejorar el equilibrio, como el Tai Chi, que ayuden a minimizar el riesgo de caídas.
6.- Tener una buena hidratación. Para garantizar un buen estado de salud es esencial mantener una hidratación adecuada y constante. Es aconsejable beber, al menos, ocho vasos de agua al día, lo que equivale a un 1,5 o 2 litros, y se deben evitar las bebidas que contengan excitantes como la cafeína, así como bebidas alcohólicas, azucaradas y carbonatadas.
7.- Dejar de fumar. Los efectos nocivos que produce el consumo de tabaco sobre la salud son ampliamente conocidos. Se ha demostrado que el tabaquismo puede predisponer a padecer enfermedades reumáticas y agravarlas, tanto las patologías de hueso, como las autoinmunes sistémicas.
8.- Mantenerse conectado con los demás. El aislamiento prolongado puede convertirse en un enemigo de la salud emocional, de manera que, el apoyo social es fundamental para sobrellevar esta situación. Hablar con personas de confianza y compartir sentimientos, emociones, preocupaciones, etc., con ellas es muy importante. Se recomienda que las personas que viven solas traten de mantener un contacto regular con otras personas a través del teléfono o de herramientas que permiten enviar mensajes o realizar videollamadas.
9.- No despistarse con el autocuidado. Las personas que padecen una enfermedad crónica, como las patologías reumáticas, están acostumbradas a cuidarse para convivir con su enfermedad. A estas acciones habituales, dada la situación ocasionada por la pandemia de COVID-19, deben añadir las recomendaciones hechas por las autoridades sanitarias a la población general para evitar el contagio por coronavirus (lavarse las manos, mantener distancia social, uso de mascarilla cuando proceda, etc.).
Es importante no descuidar la medicación habitual ni tomar decisiones unilaterales sobre la misma. Ante cualquier duda, se debe preguntar al médico antes de actuar. Conviene recordar que el autocuidado consiste en combinar la medicación prescrita con una serie de hábitos saludables, muchos de los cuales se mencionan en este decálogo.
10.- Estar informado y tener una actitud positiva. Es importante mantenerse informado sobre la pandemia y las recomendaciones de las autoridades, pero hay que hacerlo a través de fuentes fiables, para evitar bulos e informaciones falsas, y por un tiempo limitado, ya que la sobrexposición a la información podría generar estados de agitación, angustia, malestar, etc. Siendo conscientes de la situación real, conviene recordar que se trata de algo temporal, y mantener así un pensamiento positivo que favorezca un estado de relajación y bienestar.