Araceli, la primera persona en España en vacunarse contra el coronavirus, recibe la segunda dosis
Ángela Domínguez, epidemióloga: "Las residencias van a verse menos afectadas por la tercera ola"
En pocas semanas, los más de 300.000 usuarios de residencias de mayores de España quedarán inmunizados contra el coronavirus. Y es que, el pasado domingo –cuando se cumplían 21 días desde la aplicación de la primera vacuna–, los sanitarios comenzaron a inyectar las segundas dosis de este antivirus a decenas de mayores en ocho comunidades autónomas. Ahora, se prevé que, en el transcurso de esta semana, se les sumen el resto de regiones. Además, según cuentan a 65Ymás patronales del sector, muy pocos mayores están rechazando vacunarse, por lo que la inmunidad de rebaño podría ser una realidad en pocos días.
Sin embargo, el proceso de vacunación no está siendo igual de veloz en todas las CCAA. Algunas, como Asturias, ya han inyectado las primera dosis a toda su población residente desde hace varios días –según datos aportados por la Federación de Servicios Sociales y Sanidad de CCOO– mientras que otros, como Madrid, todavía no han llegado a todos sus centros, aunque pretenden hacerlo a lo largo de esta semana. Así, se espera que, para finales del mes de febrero y comienzo de marzo, las residencias queden inmunizadas contra la COVID-19, según aseguraba a este periódico el propio el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en rueda de prensa.
Todavía no volverá la vida "normal"
Con todo, esto no significa que las residencias, en las cuales han muerto por coronavirus más de 25.000 usuarios en toda la pandemia, vayan a poder volver rápidamente a una cierta normalidad.
Es más, actualmente, entre dosis y dosis, la mayoría de centros han limitado las visitas para evitar brotes que dificulten el proceso de vacunación. Y, hasta que no haya pasado lo peor de la tercera ola o haya transcurrido un tiempo prudente en el que se verifique la eficacia real de la vacuna, ni las residencias ni las administraciones públicas están dispuestas a relajar los protocolos sanitarios.
"Desde el Ministerio de Sanidad se recuerda que las medidas de prevención, como el uso de la mascarilla, el distanciamiento social y lavado de manos se mantienen", aseguraban este lunes a este periódico fuentes del ministerio que no concretaban si existía un plan a nivel estatal de cara a una posible desescalada en las residencias.
De esta manera, por el momento, lo único que se sabe es que es que ciertas regiones podrían flexibilizar las restricciones tras finalizar la primera fase de la campaña de vacunación, aunque, por ahora, todo está en el aire, a la espera de que termine y mejore la situación epidemiológica.
Los expertos prefieren esperar
Tampoco los epidemiólogos piensan que se deban "desconfinar" las residencias de forma precipitada. "Se sabe que, con esta vacuna, hay que esperar a tener las dos dosis, y luego dejar pasar 15 días como mínimo, para que el efecto protector se de. De todas maneras, como la circulación en la comunidad es muy amplia, hasta que no se tengan niveles de vacunación en toda la población del orden del 70% –o incluso más– y se consiga ese efecto barrera, el virus seguirá circulando. [...] Por tanto, las medidas –como la distancia, la mascarilla, la higiene de manos y la ventilación– deben mantenerse, porque no toda la población que accede a una residencia está vacunada", aseguraba a este diario la catedrática en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Barcelona, Ángela Domínguez, en una entrevista este lunes.
Otros, como el investigador de la Universidad de Leicester (Reino Unido), Salvador Macip, apuestan por cierta flexibilidad. "No es mala idea relajar las normas para los vacunados, pero teniendo en cuenta que todavía deben mantener las normas de siempre (mascarilla, distancia social, etc.). Primero, porque la vacuna no cubre al 100% de las personas que la reciben, por lo que siempre habrá un pequeño riesgo. Y, por otro lado, parece que protege contra la enfermedad pero no contra la infección, lo que quiere decir que podrían transmitir el virus a otros", explica.
Las empresas, también
Por su lado, las empresas gestoras se muestran prudentes respecto a la reapertura de las residencias. "Cada vez que llegan las vacunas es poco menos que un motivo de fiesta. Durante estos meses hemos sufrido tanto que esto lo vemos como la gran panacea", apunta el presidente de la Federación Empresarial de la Dependencia (@FEDdependencia), Ignacio Fernández-Cid. No obstante, matiza que, aunque haya cierta inmunidad en los centros, las familias –que van a visitar a sus seres queridos– no estarán vacunadas y podrían ser portadoras del virus. "Habrá que seguir vigilantes. Hay que seguir siendo cautos", reconoce.
Proteger pero no aislar a los mayores
Por su parte, los representantes de los trabajadores se muestran partidarios de continuar aplicando medidas de precaución en las residencias. "Se deben tomar medidas para evitar contagios", recomienda la secretaria de Salud, Servicios Sociosanitarios y Dependencia de UGT (@UGT_Comunica), Gracia Álvarez.
Pese a todo, la sindicalista entiende que se debería tender hacia una desescalada progresiva. "No hay que ir hacia un aislamiento total, porque hace mucho daño. Pero seguiría manteniendo las medidas del Plan de Choque. Y hay que ver la inmunidad que genera la vacuna", señala. "Creo que deberíamos ser prudentes. Las vacunas serán efectivas en laboratorio o con la gente en los ensayos, pero ésta no es como la de la Polio, que lleva 50 años funcionando", avisa.
Seguirán guardando los EPIs, por si acaso
Por ello, aunque se inmunice a los mayores, las residencias seguramente se sigan rigiendo un tiempo por los protocolos sanitarios contra la COVID, según prevé Álvarez. Unos protocolos, que conllevan una reducción de las actividades grupales, el uso de la mascarilla, de los guantes, del termómetro y de pantallas transparentes protectoras para las visitas, el aislamiento de los casos sospechosos de coronavirus, los cribados masivos o la segmentación entre zonas limpias y sucias en caso de brote.
Y por esa razón, probablemente, según cuentan fuentes del sector a este diario, seguirán los EPIs guardados durante un buen tiempo en los armarios de las residencias, por si acaso. "Se tienen que seguir todos los protocolos de seguridad. Aquí, no tenemos bola de cristal, pero tal y como está el panorama, la realidad es que lo aconsejable será no reducir la distancia. No parece muy recomendable que exista cierto contacto ahora mismo", comenta la responsable de Negociación Colectiva de FSS-CCOO (@fssccoo), María Victoria Gómez.
Las familias piden una apertura
Finalmente, las organizaciones de familiares piden que, aunque se sigan aplicando los protocolos sanitarios, también se puedan ir flexibilizando las visitas y salidas y que puedan, poco a poco, recuperar las actividades colectivas que se suprimieron durante la pandemia. "Esperemos que se flexibilicen, pensando en la salud emocional de los residentes, aunque es de suponer que las medidas de seguridad para que no se contagien van a seguir existiendo", reconoce el presidente de la plataforma de familiares Pladigmare (@pladigmare), Miguel Vázquez. Y es que, denuncia, la situación en las residencias es crítica desde el punto de vista psicológico tras más de nueve meses de aislamiento.
Coincide con Vázquez la portavoz de la Marea de Residencias (@MareaResidencia), Carmen López, que entiende que todavía falta tiempo para que las residencias puedan volver a la "normalidad" y para que las familias vean a sus seres queridos con más frecuencia y durante periodos más largos de tiempo.
Ni siquiera, avisa, las propias administraciones saben bien cuándo volverá la normalidad. "Se hará en función de cómo reaccione la vacuna. Todavía está por ver cuáles serán las siguientes medidas. Nos reunimos con la Comunidad de Madrid y nos dijeron, a finales diciembre, que pondrían un protocolo de vacunación y que, después, una vez puesta la vacuna, irían viendo, según los efectos. Ellos mismos no saben cómo va a ser", concluye.