Rosa Roch
Rosa Roch es redactora especializada en temas de salud, alimentación y gastronomía.
… saber más sobre el autorLas articulaciones son puntos de unión y movimiento entre dos o más huesos. En el cuerpo existen más de doscientas articulaciones que, al igual que cualquier otra parte del cuerpo, con los años y el uso van desgastándose. Las articulaciones que suelen verse más afectadas por el desgaste son las extremidades inferiores, cadera, rodilla y tobillo, aunque esta última en menor grado. No es de extrañar, pues tanto las rodillas como las caderas soportan el peso del cuerpo por lo que, en muchas ocasiones, es necesario implantar una prótesis.
Estas intervenciones no son dolorosas y las personas intervenidas, tras un periodo de reposo y rehabilitación, recuperan la movilidad.
La articulación de la cadera une el fémur con el coxal o hueso de la pelvis, concretamente la cabeza del fémur, que tiene forma convexa, se aloja en la cavidad cotiloidea, que es cóncava y, junto a la musculatura que rodea la articulación, soporta el peso, tanto en situaciones estáticas como dinámicas, y permite tener una gran movilidad.
Cuando esta articulación se desgasta causa un gran dolor, puede aparecer alguna deformidad y el movimiento queda limitado hasta el punto de producir cojera.
Con la cirugía se puede quitar el dolor y la cojera, además de devolver la movilidad a la articulación. Es una intervención en la que a los pocos días el paciente ya puede incorporarse con cuidado y empezar a caminar, aunque el médico será el que haga el plan de recuperación, dependiendo del estado general del paciente y asesorará sobre qué ayudas dinámicas (bastón, caminador o muletas) serán necesarias los primeros días.
Dependiendo de la edad y del estado general de salud del paciente, pasado el tiempo de recuperación se pueden volver a realizar las actividades cotidianas personales tales como asearse o vestirse. También se podrá empezar a hacer ejercicios suaves recomendados por el especialista. Como siempre que se pasa por quirófano los riesgos existen. En este tipo de operaciones la mayor complicación es la infección, por lo que durante las primeras semanas será necesario evitar ciertas posturas o movimientos que puedan aflojar la prótesis o desplazarla de su ubicación.
Esta prótesis se implanta cuando el desgaste de la articulación es muy acusado o produce una gran inflamación y dolor. Generalmente, afecta a las personas que padecen artritis reumatoides o que en el pasado han tenido lesiones de diferente índole, producidas por traumatismos, luxaciones o fracturas debido a la práctica de algún deporte o a un exceso de actividad que ha requerido un sobreesfuerzo prolongado de la articulación.
Esta cirugía se lleva a cabo cuando el tratamiento farmacológico con antiinflamatorios ya no es suficiente y la fisioterapia u otras practicas como la acupuntura ya no calman el dolor, el cual llega a ser incapacitante incluso para el día a día.
En este caso, la prótesis es una reproducción exacta de los huesos que conforman la rodilla y puede ser de metal, resina o cerámica. Tras la intervención es básico empezar a mover la pierna y levantarse de la cama cada cierto tiempo para evitar la formación de trombosis en la pierna operada.
Como en todo, llevar un estilo de vida saludable puede ayudar a prevenir diferentes patologías.
Y si necesitas una prótesis, no tengas miedo, hay que seguir las indicaciones y los ejercicios de fisioterapia que recomiende el médico y, poco a poco, la articulación irá mejorando al igual que tu calidad de vida.