65ymás
En un mundo donde la longevidad es cada vez más común, la salud cognitiva se ha convertido en un tema de interés creciente. Y es que una buena memoria no solo facilita la vida cotidiana, sino que también enriquece nuestras interacciones sociales y nos brinda una sensación de continuidad y conexión con nuestro pasado.
Por ello, es importante cuidar las habilidades mentales desde la juventud, de forma que la salud cognitiva se mantenga en plena forma con el paso de los años.
Entre las pautas recomendadas para conseguirlo destacan mantenerse activo o activa físicamente, pues la actividad promueve la circulación sanguínea, lo que puede mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de deterioro mental; estimular la mente, con el aprendizaje de nuevas habilidades o participando en actividades que requieran concentración mental; mantener una dieta saludable, rica en frutas, verduras, granos integrales, pescado y grasas saludables; socializar regularmente y gestionar el estrés.
Así pues, si bien es natural experimentar cierto grado de deterioro cognitivo con el envejecimiento, seguir un estilo de vida saludable puede ayudar a minimizar el impacto y mantener la mente aguda y activa a lo largo de los años. Es importante recordar que nunca es demasiado tarde para adoptar hábitos saludables y cuidar la salud del cerebro.
Los cuatro malos hábitos que se deben evitar
Además de todo ello, en nuestro día a día adoptamos pautas de comportamiento y tareas que, a la larga, pueden tener un efecto nocivo para la salud cognitiva. Si experimentas alguna de ellas, es importante tratar de buscarle una solución.
- Dormir poco y mal: descansar lo suficiente no solo es crucial para nuestra salud física y mental, sino que también desempeña un papel fundamental en la función cognitiva y la memoria. El sueño contribuye a la consolidación de la memoria, mejora el rendimiento cognitivo, refuerza la memoria emocional y juega un papel en la limpieza del cerebro, al eliminar las proteínas tóxicas que pueden dañar las células cerebrales y afectar la función cognitiva.
- El 'multitasking' o hacer muchas tareas a la vez: cuando intentamos realizar varias tareas al mismo tiempo, nuestra atención se divide entre ellas. Esto significa que no podemos dedicar toda nuestra atención a ninguna de las tareas individuales, lo que dificulta el procesamiento efectivo de la información y la consolidación en la memoria. Además, alternar entre diferentes tareas requiere que nuestro cerebro cambie constantemente de un conjunto de habilidades cognitivas a otro. Esta alternancia puede generar interferencia cognitiva, lo que dificulta el mantenimiento de la información en la memoria a corto plazo y puede afectar negativamente la capacidad de recordar detalles importantes.
- Hacer siempre lo mismo: cuando realizamos actividades repetitivas y monótonas, nuestro cerebro no recibe el estímulo cognitivo necesario para mantenerse activo y saludable. La falta de desafíos y variedad puede provocar un deterioro en las funciones cognitivas, incluida la memoria. De hecho, la falta de variedad y emoción en nuestras actividades diarias puede hacer que los eventos parezcan menos significativos y memorables. La novedad y emoción son factores que pueden ayudar a consolidar la memoria, por lo que la monotonía puede obstaculizar este proceso.
- Creer que nuestra memoria es lo suficientemente buena: la capacidad cognitiva nunca es tan óptima como se puede llegar a pensar. Por ello, es importante no recurrir solamente a la memoria para recordar las cosas.