Victoria Herrero
Cuídate
Las cartas de los restaurantes tienen más bacterias que su baño
Según un estudio, la mayor parte de los patógenos viven en los menús plastificados que usamos
Cuando vas a comer a un restaurante y pides la carta, en lo único en lo que te fijas es en su oferta culinaria y en los precios de los platos. Eso es lo que se ve, pero hay algo más aparte de lo que podemos apreciar a simple vista. Y es que, según un estudio, las cartas de los espacios de hostelería pasan por cientos de manos cada día; de ahí que tengan muchas más bacterias que incluso el cuarto de baño de dichos establecimientos. Esto tiene una explicación: si comparamos ambas superficies, mientras el aseo pasa por una limpieza y desinfección diaria, las cartas apenas se limpian si hay una mancha.
Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un informe elaborado entre el Basque Culinary Center (@bculinary) y varios ex alumnos de la Universidad Complutense de Madrid (@unicomplutense) y que apunta a bacterias como E.Coli y S.Aureus como las más comunes en estas cartas impresas.
Meses de investigación
Unos resultados que salieron a la luz tras varios meses de investigación, en los que los responsables de este estudio tomaron muestras de una docena de cartas de restaurantes que actualmente funcionan en la ciudad de Donostia-San Sebastián.
Así, pudieron comprobar la presencia de estas bacterias sobre todo en las cartas plastificadas, las menos higiénicas en este sentido. Al contrario que las que se hacen con material reciclado, las más recomendables a su juicio para evitar este tipo de gérmenes.
Bacterias en lugares insospechados
Estos microorganismos están por todas partes y muchas veces, sin que nos demos cuenta, en algunos de los elementos que usamos cada día. Así, podemos encontrar estos patógenos en juguetes, muebles, aparatos de tecnología, pomos y tiradores e incluso en las bolsas de mano.
El dinero es otro de los rincones favoritos de estos gérmenes, debido a la gran cantidad de manos por las que pasan billetes y monedas durante su vida útil. Según un estudio realizado por la Universidad de Oxford (@UniofOxford), un billete puede llegar a tener más de 26.000 bacterias.
Un número de microorganismos que no sabemos si será mucho mayor en el caso del transporte público, donde estas bacterias campan a sus anchas entre barandillas o asientos que son tocados por miles de personas cada día. Y eso sin contar los que haya en el ambiente cerrado o los virus que porte cada viajero.