Consejos para ser feliz: claves de la psicología positiva
Foto: Bigstockphoto
Jueves 27 de febrero de 2020
8 minutos
Martin Seligman es el psicólogo que dio a conocer los principios de la psicología positiva
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Jueves 27 de febrero de 2020
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Muchas personas piensan que el estado físico del organismo es lo más importante, olvidándose de otros aspectos igual de relevantes. Y es que la salud mental suele ser una asignatura pendiente, sobre todo cuando hablamos de personas mayores. Estas no solo se enfrentan al deterioro de los huesos o la debilitación del sistema inmunitario, también están expuestos a factores de riesgo que perjudican su bienestar emocional, como la soledad o la pérdida de sus seres queridos, tal y como indica el Observatorio de Personas Mayores del Imserso (@Imserso) en uno de sus informes.
En la búsqueda de esta paz interior, puedes recurrir a las clásicas terapias o tratamientos, pero también existe una disciplica desconocida por la inmesa mayoría: la psicología positiva. Para aquellos que tengan cierta curiosidad al respecto, esta consiste en “el estudio científico de lo que hace que la vida valga más la pena. Es la llamada de la psicología científica y práctica para estar preocupados tanto por las fortalezas como por las debilidades", explica el Instituto Europeo de Psicología Positiva (@IEPP_).
Sin embargo, hay que aclarar que la psicología positiva no se limita únicamente a trastornos como la depresión o el estrés. De hecho, para la psicóloga Rosana Pereira, Directora de Haztúa Psicología Positiva (@haztua) y miembro del Colegio de Psicólogos de Madrid (@CopMadrid), no sufrir estas patologías no significa disfrutar de un bienestar emocional pleno.
Eso sí, para alcanzar este punto tampoco hay que negar el sufrimiento, sino corregir dicho desequilibrio, añade la experta. Además de conocer desde qué punto parte cada paciente, puesto que hay problemas específicos vinculados a las personas mayores, a los hombres o a las mujeres. ¿En qué se basa entonces esta disciplina?
Pilares de la psicología positiva
Remontándonos a los orígenes, el psicólogo estadounidense Martin Seligman es el responsable de su aparición, al determinar a finales del siglo XX un cambio en la forma de abordar los trastornos mentales. Este especialista investigó qué aspectos consiguen que una persona lleve una vida totalmente plena. Así pudo concretar seis virtudes generales y comunes a todos los individuos: la sabiduría y el conocimiento, el coraje, la humanidad, la justicia, la templanza y la trascendencia.
A través de estos puntos, la psicología positiva estudia los gustos de cada paciente para conocer sus fortalezas emocionales. ¿El resultado? El libro Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, que incluye las 24 fortalezas que tiene el ser humano. Es decir, los puntos fuertes de cada persona, capaces de transmitirles esa tranquilidad.
En este sentido, la forma de aplicar la psicología positiva sería, una vez localizadas las fortalezas de cada paciente, pivotar sobre ellas para llevar una vida más placentera. Eso sí, no es necesario trabajar las 24 fortalezas, sólo aquellas que te representen.
Beneficios para las personas mayores
Según esta disciplina, la felicidad se mide en forma de U, es decir, durante la juventud experimentamos un pico de bienestar semejante al que luego solemos recuperar en la tercera edad. Sin ir más lejos, la psicóloga Pereira asegura que “cuando somos jóvenes somos muy felices, las personas de edad media lo son menos y, con el paso de los años, vamos recuperando la felicidad de la juventud”.
El motivo que alega la experta es que en estas dos etapas de la vida nuestras relaciones sociales son diferentes, se obvia el estrés laboral y se tiene más tiempo libre, entre otros elementos.
Además, nuestra experiencia se convierte en algo esencial. Las personas de avanzada edad suelen tener un mayor desarrollo emocional, es decir, controlan más lo que sienten. No obstante, también nos enfrentamos a otros problemas, como la pérdida de ilusión por proyectos vitales o la desazón que supone vernos sin una ocupación diaria que antes sí existía.
En cuanto a los beneficios que puede aportarnos la psicología positiva, un estudio de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid (@UAM_Madrid) aplicó técnicas basadas en dicha disciplina en personas de entre 60 y 89 años.
¿El resultado? “Los participantes del programa incrementaron significativamente su nivel de felicidad y disminuyeron el nivel de preocupación y la presión arterial sistólica”, favoreciendo la construcción de recursos personales y la implicación con proyectos que fomentan el envejecimiento activo, añaden los responsables de dicho trabajo. Pero, ¿qué debemos hacer para alcanzar esta satisfacción?
Cómo ser feliz con la psicología positiva
Después de ver como la psicología positiva puede ayudarnos en el terreno de la salud mental, es hora de poner en práctica algunos de sus consejos. En este sentido, Pereira apunta a un conjunto de acciones que implican algún tipo de esfuerzo, pues “es más fácil estar sentado en el sillón, pero el placer que aporta no es el mismo”. De esta forma, si nos esforzamos, gozaremos de una mayor recompensa en un futuro cercano, siempre vinculada a esa acción que motiva nuestra felicidad.
Bajo esta premisa, una postura muy positiva puede ser fijarnos pequeñas metas y trabajar para conseguirlas. Mediante este simple gesto buscamos la satisfacción que llega tras alcanzar ciertos logros. Además, estos proyectos se deben extender en el tiempo para poder saborear su ejecución. Hablamos, por ejemplo, de aprender a tocar la guitarra o entrenar para participar en una carrera popular.
También es muy importante sentirnos agradecidos por todo aquello que nos ha brindado la edad. Así, para la psicóloga Pereira resulta fundamental “apasionarnos por el momento vivido y reconocer qué cosas tenemos”. De esta manera, trabajamos otro tipo de bienestar, mucho más profundo.
Del mismo modo, la experta apunta hacia el perdón para ser más felices, perdonarnos a nosotros mismos y a los demás. Así, tras una vida llena de vivencias, se acumulan los momentos en los que tendremos que ponerlo en práctica.
Finalmente, no es aconsejable dedicar más tiempo al futuro que al presente, afirma Pereira. Es decir, debemos centrarnos en lo que está sucediendo ahora mismo y no estar pendientes de lo que está por venir. Por último, podemos enfocar nuestras actividades diarias a nuestros gustos personales. Este punto es básico dentro de la psicología positiva cuando somos conscientes de nuestras virtudes. Si, por ejemplo, sentimos predilección por la belleza, podemos enfocar nuestro tiempo a disfrutar del arte o la cultura.