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Las sociedades longevas tienen un reto ante ellas: cómo conseguir sumar años de vida, de calidad, a unas esperanzas de vida que ya superan, de lejos, los 80 años, y con una tendencia ascendente.
Para ello, los avances en medicina frente a patologías relacionadas con el envejecimiento, la detección precoz de enfermedades o la identificación de hábitos saludables son fundamentales.
Sobre estos temas y otros relacionados con la longevidad –como el desaprovechamiento del talento sénior y su relación con la sostenibilidad del sistema productivo, el modelo de cuidados o el cambio demográfico y su relación con la crisis climática– debatieron una decena de ponentes en la primera Cumbre España-Japón celebrada en la ciudad de Salamanca el pasado 25 de abril.
En la jornada participaron expertos de la talla de Atsushi Seike, docente de la Keio University y presidente de la Cruz Roja japonesa; Enrique Cabero, presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León; Óscar González Benito, director de la FGUSAL; Hiroko Akiyama, gerontóloga y profesora emérita de la Universidad de Tokyo; Mayte Sancho, directora del Imserso; Consuelo Borrás, catedrática de Fisiología y colaboradora del CENIE; Noboru Mizushima, docente de la Universidad de Tokyo; Ana María Cuervo, del Albert Einstein College of Medicine; Kenji Hiramatsu, presidente del Instituto de Estrategia Internacional, Japan Research Institute; y Pedro Jordano, presidente del área de Ciencias y Tecnologías Medioambientales en la Agencia Estatal de Investigación; entre otros.
El evento fue organizado por el Centro Internacional sobre el Envejecimiento (@cenie_es), dependiente de la Fundación General de la Universidad de Salamanca (@fgusal), con la finalidad de conocer, analizar e intercambiar conocimientos y experiencias en torno al desafío y oportunidades que supone la realidad de las nuevas sociedades longevas.
Longevidad y salud
Óscar González Benito, director de la FGUSAL, fue uno de los primeros expertos que introdujo el tema del envejecimiento saludable en la cumbre. En concreto, aseguró que vivir más años también tiene que ver y es compatible con la calidad de la salud, lo social y la salud financiera.
En un sentido similar se pronunció la gerontóloga y profesora emérita de la Universidad de Tokyo, Hiroko Akiyama, cuya conferencia versó sobre el nuevo modelo de cuidados en los que se centralizan los servicios y se prestan en la comunidad.
“Tenemos que rediseñar tanto las infraestructuras físicas como las inmateriales para satisfacer las necesidades de una sociedad más envejecida. Queremos construir comunidades en las que personas de todas las edades se mantengan sanas, activas, conectadas y vivan con sensación de seguridad”, aseguró.
“Actualmente, nos enfrentamos a desafíos particulares relacionados con la búsqueda de un envejecimiento saludable. Sin embargo, el aumento de la esperanza de vida ha provocado una disminución de la calidad de vida en estas últimas etapas”, puntualizó Consuelo Borrás, catedrática de Fisiología y colaboradora del CENIE, que aseguró que es esencial que los científicos entiendan cuáles son los procesos biológicos, para “permitir desarrollar intervenciones adecuadas para no solo añadir años a la vida, sino también vida a los años y disminuir los problemas médicos, económicos y sociales asociados a las personas mayores”.
Por su parte, la directora del Imserso, Mayte Sancho puso en valor el papel de la autonomía en las sociedades longevas como la japonesa y la española.
Por esta razón, pidió revisar la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las Personas en Situación de Dependencia de 2006 en la cual, a su parecer, no se hace un gran hincapié en la autonomía ni en la accesibilidad.
Por otra parte, Sancho puso en valor la importancia de las redes familiares y sociales como factores que explican, en parte, las altas esperanzas de vida de ambos estados.
"Son, obviamente, dos culturas muy diferentes, pero sí hay algunos asuntos compartidos, como es el papel de las familias. Japón es un país muy 'familista', quizá hasta más que España. Y eso nos une, además de la longevidad, porque somos dos países muy envejecidos. También hay cosas similares, por ejemplo, en la dieta. Aunque no es la misma, existen componentes parecidos, como el consumo de pescado. Y tenemos en común el mantenimiento de vínculos sociales y familiares, cruciales en la longevidad", aseguró en una entrevista concedida a 65YMÁS durante la cumbre.
Avances antienvejecimiento
Tras la ponencia de la directora del Imserso, dos científicos de gran renombre, Ana María Cuervo, del Albert Einstein College of Medicine y Noboru Mizushima, profesor de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Tokyo, realizaron dos ponencias en las que explicaron cómo funciona el proceso autofagia y qué avances –todavía incipientes en laboratorio– se están realizando para minimizar este fenómeno, relacionado, en parte, con determinadas enfermedades.
“La acumulación de proteínas tóxicas en el interior de las células se produce con la edad y es la base de enfermedades que afectan a nuestros mayores, como el alzhéimer. Para prevenir el efecto tóxico de estas proteínas, todas las células del organismo, incluidas las del cerebro, cuentan con mecanismos de vigilancia que identifican cualquier proteína tóxica y se encargan de eliminarla del interior de las células mediante un proceso conocido como autofagia”, explicó.
"Aproximadamente, el 2% de las células que componen nuestro cuerpo se sustituyen cada día. Sin embargo, algunos tipos de células, como las nerviosas, tienen una larga vida. Incluso en estas células longevas, su contenido se sustituye. La autofagia es uno de los mecanismos que descomponen el material del interior de la célula", comentó por su parte Mizushima.
"De hecho, los experimentos con animales y la genética humana han sugerido que la autofagia puede prevenir muchas enfermedades, como las neurodegenerativas y el cáncer, y también tiene un efecto antienvejecimiento”, añadió.
Por ello, aparte de todos los tratamientos que se están desarrollando, el experto destacó la importancia de la prevención y de las prácticas saludables, para minimizar la probabilidad de que este proceso biológico vaya reduciéndose con la edad. "Si comes mucho, la autofagia se retrasa. Entonces el mensaje es: no comas demasiado", resumió.